31/07/2011

El mundo

Australia: un concurso de belleza para niñas termina en escándalo

Manifestantes se enfrentaron con las madres que habían llevado a sus hijas para participar. Una ministra pidió monitorear el certamen.

Abuso, explotación, sexualización infantil, fueron algunas de las críticas que le adjudicaron al primer concurso de belleza infantil realizado el sábado en Melbourne, Australia. La policía tuvo que intervenir en la pelea entre un grupo de padres que exigía leyes para prohibir lo que consideran una prematura sexualización de los niños al considerar que el concurso es una forma de abuso infantil, y las madres cuyas hijas participaban en el mismo que defendieron el proyecto asegurando que está diseñado para no dañar a las niñas.
 
Una de las que protestaba, Catherine Manning, consideró que no debería estar permitido participar en concursos de belleza a niñas y jóvenes menores de 16 años. “A las niñas pequeñas a las que han maquillado, acicalado, depilado y bronceado con spray para parecer showgirls de las Vegas” se les va a decir “que no son lo suficientemente buenas, lo suficientemente sexys o suficientemente guapas”.
 
El psiquiatra infantil Michael Carr-Gregg, participante de la manifestación, aseguró que “esas niñas no saldrán sin daños psicológicos y todos nos estamos quedando parados alrededor como voyeurs viendo qué ocurre”, y agregó que “hay algo realmente obsceno de todo esto”. Por su parte, la ministra de asuntos infantiles del gobierno local de Victoria, Wendy Lovell, pidió a funcionarios de seguridad que monitoreen el concurso, en el marco del Universal oyalty Beauty Pageant que se celebra en Texas. “Nunca he hecho participar a una niña en un desfile, pero creo que tenemos que confiar en que los padres tomen la decisión correcta para sus hijos”, dijo Lovell a la emisora local ABC. 
 
“Un concurso de belleza posiciona al niño en un lugar que no corresponde con la infancia”, opinó Marcela Aguirre, psicoanalista, coordinadora docente y supervisora del equipo de niños y adolescentes del centro Dos. Los ubica en el lugar de objetos, generando la creencia de que existen determinadas características que deben poseer para ser catalogados como bellos y sexis”, agregó la especialista. Muchas madres tienden a proyectar expectativas irresueltas en sus hijas. “Sin embargo, el tiempo de la infancia es del juego y no para cumplir los deseos insatisfechos de los padres.”



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