12/06/2011

Argentina

Perfil borra a Carlotto

El medio propiedad de Jorge Fontevecchia publicó en tapa una foto de enero pasado, cuando Dilma Rousseff visitó a Cristina. A Estelala borraron de la imagen y dejaron sólo a Bonafini.

El 1 de abril de 2009, al día siguiente de la muerte del ex presidente Raúl Alfonsín, el diario Crítica de la Argentina publicó en su primera página una fotografía del dirigente radical de espaldas, solo, caminando con las manos cruzadas atrás en una zona arbolada. Era una imagen trucada.

 
En realidad había sido tomada en mayo de 1989 en los jardines de la residencia presidencial de Olivos por el veterano fotógrafo Víctor Bugge, actualmente con más de tres décadas de trabajar en la Casa Rosada. En la foto original –que erróneamente siempre se consideró como registro gráfico del Pacto de Olivos de 1993– Alfonsín estaba acompañado por Carlos Menem.
 
En aquel momento los dos negociaban el traspaso adelantado del mando presidencial. Pero en la foto que salió 16 años después en la portada de Crítica, el riojano fue eliminado con trabajo de Photoshop.
 
La Asociación de Reporteros Gráficos de la Republica Argentina (ARGDRA) denunció al diario por considerar que se violaron los derechos de autor ya que la foto “fue intervenida alterando su contenido en desmedro de una imagen (la original) que es parte de nuestra memoria social y que remite al final del gobierno de Alfonsín”.
 
“Es un delito, previsto y tipificado en la ley 11.723 de derechos de autor. Víctor Bugge es, justamente, el autor de la fotografía y titular de sus derechos, y por lo tanto, la única persona que puede autorizar la modificación de la imagen”, explicó ARGDRA.
 
Al día siguiente Crítica publicó una entrevista a Bugge, en la que el fotógrafo le ponía paños fríos a la cuestión y declaraba: “A lo sumo podrían haber aclarado la autoría de la foto y que es un recorte de un original. Pero eso es todo”.
 
El 10 de abril de 2009, el diario Clarín se refirió al asunto y fue menos contemporizador que el propio interesado: “La adulteración de fotos es una práctica denostada en general, pero a la vez relativamente habitual. Fue muy utilizada por regímenes totalitarios para exaltar la figura de los gobernantes exhibiéndoles de la mejor forma”.
 
Dos días más tarde, terció el director de Perfil, Jorge Fontevecchia, y fue particularmente duro con el diario fundado por Roberto Noble: “El tema de esta fotografía no justifica la dimensión que le dio Clarín: el error de Crítica fue no haber aclarado que se había sacado a Menem de la toma, pero es evidente que su intención no era engañar porque la fotografía elegida es tan recordada que no quedaban dudas de que se trataba de una fotoilustración”.
 
Fontevecchia agregaba que “la cuestión ya cruzaría la frontera del conflicto entre colegas para adquirir una dimensión de abuso de poder por la posición dominante que el Grupo Clarín ostenta en los medios de comunicación”. Y finalizaba con un comentario personal: “Esa tapa de Crítica me resultó creativa”.
 
Muchas publicaciones recurren al Photoshop para modificar imágenes, pero las que actúan de buena fe aclaran en una línea –pequeña pero visible– que se trata de un fotomontaje.
 
No es el caso de Perfil, que en su edición del sábado hizo un minucioso trabajo “creativo” y eliminó a Estela de Carlotto de una foto de tapa, tomada en enero pasado, en la que originalmente estaba en el balcón de la Casa Rosada junto a la presidenta Cristina Fernández, su colega Dilma Rousseff y Hebe de Bonafini, presidenta de la Fundación Madres de Plaza de Mayo.
 
La imagen “despejada” servía para justificar el grueso epígrafe que la acompañaba: “CFK hizo lobby por las casas de las Madres”. En la página 2, el periódico publicó la foto con Carlotto, pero el artículo es débil, carece de fuentes y no logra demostrar la existencia de algún tipo de negociación encubierta.
 
El texto para desprestigiar a las Madres es tan endeble como la inmediata justificación del columnista Andrew Graham-Yooll, ombudsman –o representante de los lectores– de Perfil, para quien la manipulación de la foto “fue más bien atribuible a cierto celo profesional en el diseño de la primera página”. Y es en verdad elocuente el celo profesional de quienes, para lograr impacto, resuelven el problema con la “desaparición” de una persona de la escena. Todo un símbolo, lamentable e inoportuno. / Telam
 
 
 



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