14/04/2016

Argentina

Ajuste y muerte

El gobierno de Macri despidió a su esposo y luego a ella, murió de un infarto y solo tenía 30 años

La mujer, que además tenía una beba de un año, se descompensó durante una asamblea en la que peleaba por mantener su puesto en el Programa ProHuerta en Chaco.
El gobierno de Macri despidió a su esposo y luego a ella, murió de un infarto y solo tenía 30 años | El Diario 24 Ampliar (1 fotos)

Tenía 30 años, la habían dejado sin trabajo a ella y a su pareja.

La ola de despidos aplicada de modo sistemático por el gobierno de Mauricio Macri, no solo dejó sin sustento a un centenar de miles de familias en todo el país, sino que tambien se cobró la muerte de varios trabajadores.

Esta semana se conoció el caso de una auxiliar de educación que murió de un paro cardíaco al enterarse que desde el gobierno de María Eugenia Vidal, en la provincia de Buenos Aires, le habían recortado el 80% de su sueldo, en represalia por una medida de fuerza a la que nunca se había adherido.

Ahora se suma otro caso doloroso en la provincia de Chaco, donde una mujer de 30 años, casada y con una beba de un año, se descompensó en medio de una asamblea en la que peleaba por mantener su puesto de trabajo, y falleció luego.

Se trata de Melisa Bogarín quien trabajaba en el Programa ProHuerta en Chaco, su esposo fue despedido de la Secretaría de Agricultura Familiar, y a ella le habían notificado que le extendían el contrato solo por tres meses más, luego quedaría enla incertidumbre.

ATE publicó un comunicado al respecto:

"Melisa Bogarin trabajaba en el programa ProHuerta en Chaco, una política pública de autoproducción de alimentos que gestiona el INTA y el Ministerio de Desarrollo Social de la Nación, desde hace más de 25 años, y que trabaja con familias en situación de vulnerabilidad social, las que se juegan todos los días para llevar un plato de comida a las mesas de sus familias.

Desde hace más de 8 años desempeñaba tareas de comunicación en el programa. No era una trabajadora que pensaba la comunicación como tradicionalmente se la conoce, una herramienta para difundir un hecho en un medio. Si no que consideraba que, para los sectores con los que trabajaba todos los días, campesinos, agricultores familiares y comunidades originarias, la comunicación, ejercida como un derecho humano, podía servirles para, sin intermediarios, ayudarles a expresar sus problemáticas, luchas y alegrías.

En eso trabajó en esos 8 años. Desde el ProHuerta y en Chaco, con otros compañeros, impulsó una red de radios escolares rurales, en las escuelas en donde asistían los hijos de los huerteros de ProHuerta, de los agricultores familiares y campesinos con los que trabajaba. Esa era su preocupación, cómo la comunicación podía servir a esos sectores para decir, para denunciar la explotación y postergación, para ayudar a organizarlos.

Impulsó talleres, formó a niños y adultos, gestionó la instalación de radios escolares, elaboró proyectos con las escuelas y con organizaciones de la agricultura familiar, escribió los procesos para que sirvieran de ejemplo en otros rincones del país, los compartió, se junto con otros en todo el país. Soñó e hizo lo posible, desde su lugar, por la construcción de la utopía de un país más justo e inclusivo.

Su marido Germán también trabajaba la comunicación en el mismo sentido en la Secretaria de Agricultura Familiar. Tenían una nena que hace unas semanas cumplió un año.

Como miles de laburantes de la gestión pública, desde hace 4 meses, viven la humillación, la persecución y el maltrato, no solo de un gobierno que nos trata de ñoquis y vagos, sino de un sector importante de la prensa nacional y la sociedad que repite ese relato, sin fundamentos, sin saber, sin conocer una sola historia de estos trabajadores, queriéndole cobrar a Melisas y Germanes vaya saber qué venganza.

Hoy, mientras intentaba explicar su situación en una asamblea de trabajadores en Chaco: por decisión del Ministerio de Desarrollo Social su contrato precarizado había sido extendido por tres meses, sin seguridad de renovación (como cerca de 232 trabajadores de ProHuerta en todo el país) y su marido Germán había sido despedido de la Secretaria de Agricultura Familiar. Mientras explicaba sus miedos por la continuidad de sus sueños de trabajo y familia, les había sido otorgado el año pasado un crédito Procrear para la primer vivienda, se descompensó, sufrió un paro cardíaco y murió cuando era trasladada al hospital más cercano para ser atendida.

Melisa Bogarin tenía 30 años. El proyecto de gobierno encarnado por Mauricio Macri no es solo un gobierno de ajuste, de devaluación, de tarifazos, de despidos. Es un gobierno de muerte. Y los trabajadores no queremos una muerte más. En tu memoria, por tu trabajo, por tus sueños y por tu familia, los trabajadores de INTA, tus compañeros, te prometemos mantener encendido el reclamo de justicia." (diarioregistrado.com)



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