25/10/2016

Argentina

Horror: así encontraron los policías la escena del triple femicidio de Mendoza

Los agentes que ingresaron a la casa poco después del crimen relataron lo que vieron al llegar a la vivienda donde ocurrieron los crímenes.

Los policías que acudieron a la casa tras la alerta del niño de ocho años, relataron lo que vieron al ingresar a la vivienda de barrio Trapiche, donde Daniel Salazar asesinó a tres mujeres e hirió a dos niños.


Los agentes contaron que había manchas de sangre por todas partes y rastros de una persona desplazándose, en una búsqueda frenética. "Sabemos que el asesino estuvo persiguiendo al chico, lo buscaba con una linterna en el patio", contaron los investigadores que llevan adelante la pesquisa por el triple femicidio de Mendoza. Bautista es el nene de ocho años que se escondió en el baúl de un auto y logró escapar a la furia asesina de Salazar.


Este menor fue testigo del asesinato de su mamá, de su tía y de su bisabuela y del ataque a dos de sus hermanos. Logró sobrevivir del ataque de Salazar encerrándose con Coco, el perro de la familia, en el baúl de un auto.


El nene estuvo varias horas, posiblemente cinco o seis, hasta que logró, solo, abrir el baúl con herramientas que encontró allí. "Salió del baúl y habló con su hermano herido, Lucas, que estaba consciente, ensangrentado, sobre una cama. Usó el teléfono de su hermano para llamar y pedir auxilio a su abuela”, relató María Teresa Day, coordinadora del Ministerio Público, según publicó el diario Clarín.


“Era un mar de sangre. Vimos los dos cuerpos en el pasillo y supimos que no había nada que hacer (los de Claudia Arias y su tía Susana) y el niño de ocho años (Bautista) nos dijo que su hermano estaba llorando en la pieza y que también estaba su abuela. Nos relataba todo como su fuera una película”, contó al diario El Sol, la oficial de Policía Alejandra Rey, la primera que ingresó a la vivienda.


En la habitación principal se toparon con otro cuerpo, el de una mujer mayor. Se encontraba entre una mesita de luz y una cama de dos plazas. Era la bisabuela.


En tanto, Lucas estaba sobre una cama. “Hablaba, pero le costaba. Lo hacía entre llantos y ronquidos. Era muy shockeante. La sangre estaba como seca; llevaban más de una hora así”, contó Rey.


Uno de sus compañeros de patrullaje le alertó que también había un bebé. Se trataba de Mia, de nueve meses. “Estaba herida en el tórax, llena de sangre y sólo movía los labios”, recordó la agente. De inmediato, decidió envolver a la bebé en un mantel y llevarla en sus brazos al patrullero para trasladarla al hospital.




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