29/09/2016

Tucumán

Atlético: la lesión de Leyes le abre las puertas a Palomino

El colombiano está listo para debutar en el “Decano” el próximo lunes, frente a Huracán.

Jairo Palomino pudo haber sentido el cruzado al mentón después de perderse la chance de jugar por primera vez en Europa. Bastia, de Francia, fue tras sus pasos, pero no pudo ser. Sin embargo, como dice el nacido en Nechí: “todos los destinos de Dios son perfectos, así que acá estamos. Esperemos que este año sea beneficioso para mí y mi familia; ojalá pueda hacer algo en esta gran institución”.

Esa gran institución es Atlético, que logró ficharlo sobre el cierre del mercado de pases de futbolistas extranjeros, y que quizás el próximo lunes, cuando a las 21 Huracán pise el Monumental, pueda debutar de titular debido a una talalgia (fascitis plantar) que afecta a Nery Leyes, el volante central titular.

Lo curioso es que Palomino llegó al “Decano” como zaguero. “En mis inicios jugaba de central, pero cuando lo hice a nivel profesional un profesor (DT) me puso de cinco y jugué la mayor parte de mi carrera en esa posición, salvo que haya alguna necesidad y que un profesor decida ponerme en la otra posición”, explica Palomino.

En Arabia Saudita, donde jugó durante tres temporadas, él tuvo que ser quien apagó el fuego de la zaga tras una baja. “Sí, allá jugué de central debido a una larga lesión de un compañero. Lo hice durante toda una temporada”, revela el polifuncional “Cafetero” sobre su pasado en el Al-Ahli.

Fuera de lo deportivo, la amabilidad de Palomino es una carta imposible de no destacar. Tampoco lo es para él agradecerle día a día a Dios por lo que tiene.

“Sí, claro, soy un agradecido. Uno cuando viene, digamos, de una familia de escasos recursos, lucha por lo que quiere. En mi momento yo quería ser futbolista profesional, independientemente de lo que podía ganar o no. Las cosas se fueron dando en el camino y a través de eso pude ayudar a mi familia a tener una vida tranquila, y darles a mis hijos y a mi esposa lo que por ahí no tuve la oportunidad de tener cuando yo era chico”, comenta Jairo y reconoce haber seguido al pie de la letra crianza de sus padres.

“Me inculcaron que siempre debía luchar por lo que quería. Me fui de mi casa a los 14 años rumbo a una ciudad grandísima como Medellín, con un mundo por alcanzar. Gracias a Dios, paso a paso, llegué”, cuenta el padre de D’Alessandro (8 años) y D’Angelo (5), esposo de Ibeidys, y buen amigo de Miguel Julio Rosette, el otro colombiano del plantel de Atlético.

“Hemos compartido seleccionados y jugamos campeonatos sudamericanos. Hemos formado una linda amistad. Es más, en Medellín vivíamos cerca, pese a que jugábamos en los clásicos rivales. Yo en Atlético Nacional y él en Independiente Medellín. Igual, la amistad por sobre todo”, afirma Palomino, que hizo lo que pocos: disfrutar de la vida Arabia Saudita, quizás extraña en comparación con las costumbres sudamericanas.

“Fue mi primera experiencia internacional. Gracias a Dios, me fue muy bien. Si bien es una cultura muy diferente a lo que uno está acostumbrado, por la religión y por los rezos, nos pudimos adaptar muy bien”, dice y continúa. “Nos adaptamos a sus costumbres, a todo lo que implica estar en un lugar donde no encontrás un bar, un cine donde compartir algo con tu gente. Simplemente, era entrenar-casa-entrenar. Yo disfruté mucho de mi familia”, asegura.

Es más, D’Alessandro fue al colegio. “Sí, hizo primer grado en inglés. Pudo aprender el idioma. A mí me costó un poco hasta que me pusieron un traductor”, agrega Jairo, que encontró en Tucumán un sabor tan exótico para él como el cordero saudí: la empanada. “Sí, la probé. Es deliciosa”.




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