30/03/2017

Argentina

Fútbol

El actual presidente de la AFA arrancó como barrendero de Macri

Claudio Tapia llegó al edificio de la calle Viamonte. Un pasado extenso ligado al fútbol, a la familia de Hugo Moyano aunque sobre él pesan denuncias de incompatibilidades por los cargos que ocupó.
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Tuvo una vida relacionada al fútbol

Tiene una vida dedicada al fútbol. Pero no al de los flashes y las estrellas, sino a aquel fútbol de potrero, del esfuerzo, del trabajo. Fue jugador, entrenador, y presidente de Barracas Central. En el medio se dedicó a ser barrendero Manliba (del Grupo Macri) y allí decidió afiliarse al sindicato de Camioneros.

En ese lugar comenzó a acercarse a Hugo Moyano, al mismo tiempo que conoció a Paola, una de las hijas del dueño de Camioneros con quien terminó casándose. Desde esa posición inició una gran red de vínculos con figuras del deporte y la política la que llevó hoy a Claudio “Chiqui” Tapia a convertirse en el nuevo jefe del fútbol argentino.

“Gracias a la Conmebol, a la FIFA, a los muchísimos dirigentes que trabajaron para que, a partir de este momento, empecemos a recuperar la institucionalidad que se merece nuestro querido fútbol argentino”, dijo Tapia en su primer discurso como presidente de la Asociación del Fútbol Argentino (AFA).

Su vida se divide entre la presidencia del Ceamse, Barracas Central institución de la que es Presidente y ahora, el sillón de la AFA, donde deberá trabajar (y mucho) para dar vuelta una situación muy comprometedora.

Siendo parte del Ceamse creó un fuerte lazo con el aquel entonces Jefe de Gobierno, Mauricio Macri, hoy presidente de la Nación. Sin embargo, esto no fue gratis porque el juez federal Marcelo Martínez di Giorgi abrió una causa en 2015 en la que investiga si Tapia incurrió en "incompatibilidad de funciones" siendo jefe de inspectores del Ceamse y, a la vez, presuntamente trabajar para una empresa del Grupo Pescarmona dedicada al transporte de residuos peligrosos, a la que debería controlar.

Esa denuncia fue retomada por la legisladora Graciela Ocaña, quien pidió que se investigue el nombramiento en el Ceamse de varios dirigentes de clubes del Ascenso, como Fabián Lovato (San Telmo), Jorge Milano (Villa Dálmine) y Francisco Javier Marín (Acassuso). "A Tapia le pagamos más de 100.000 pesos por mes, tiene un cargo de gerente en el Ceamse, y también otros directivos de fútbol forman parte de la empresa llevados por él", afirmó Ocaña.

Además de hábil dirigente político, Tapia es un hombre religioso. El “Chiqui” es especialmente devoto de la Difunta Correa, uno de los íconos religiosos y místicos que tiene el país.

Antes de viajar a la Copa América del 2015, el directivo pasó por el santuario de la Difunta Correa para pedirle que el equipo de Messi fuera campeón. Sin embargo, fue Chile el que levantó el trofeo tras vencer al conjunto albiceleste en la definición por penales.

El club de Tapia tiene muy poco peso en el escenario deportivo -como ocurrió también con Grondona y su Arsenal de Sarandí-, pero el directivo ha logrado convertirse en un referente de los clubes del ascenso argentino. Así, logró tejer alianzas con quienes, en un principio, se opusieron a su llegada a la presidencia, entre ellos el titular de Boca, Daniel Angelici, y el influyente vicepresidente de San Lorenzo y animador televisivo, Marcelo Tinelli.

“El dirigente que dice que no sueña con ser presidente de AFA es un mentiroso”, expresó tiempo atrás Tapia. Angelici, amigo del presidente Macri, es uno de sus vicepresidentes; Tinelli, en tanto, quedó a cargo del vínculo entre la AFA y el seleccionado.




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