18/02/2017

El mundo

Por una interna, Francisco traslada a su principal opositor lejos del Vaticano

El Papa dispuso que el cardenal Raymond Burke presida un tribunal que juzgará en la isla de Guam al arzobispo de Agaña por presunto abuso sexual en los años 70.
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El Papa recibió ayer a una delegación de atletas con discapacidades. Foto: AFP

En una sorprendente movida estratégica, el Papa Francisco decidió enviar al cardenal norteamericano Raymond Burke, uno de los máximos opositores a su línea reformista, pero reconocido experto en derecho canónico, a la isla de Guam, a más de 12.000 kilómetros de distancia, con la misión de juzgar un caso de pedofilia.

Punta de lanza de la oposición conservadora y patrono pontificio ante la Orden de Malta -recientemente intervenida por Francisco-, el cardenal Burke aterrizó el jueves en la pequeña isla del Pacífico occidental, perteneciente a Estados Unidos, con una misión nada fácil.

Descubierta por Magallanes en 1521, la isla, la más grande del archipiélago de las Marianas, está enfrentando un escándalo que supera sus dimensiones.

El arzobispo de Agaña (la capital de Guam), Anthony Apuron, de 71 años, de hecho, está siendo acusado de haber abusado sexualmente de cuatro menores en la década del 70, cuando ya era sacerdote.

Quien denunció al obispo es Roy Taitague Quintanilla, que tenía 12 años y era monaguillo cuando sufrió el abuso sexual, junto con otros tres chicos. Apuron se proclama inocente, rechaza las acusaciones y sostiene que se trata de un ataque planificado contra la Iglesia Católica.

Para resolver la tormenta, en junio pasado Francisco envió a Guam al arzobispo Savio Hon Fai-Tai, secretario de la Congregación para la Evangelización de los Pueblos, con el cargo de administrador "sede plena" de la arquidiócesis.

En octubre, nombró a un "coadjutor" en la diócesis de Agaña, atribuyéndole plenos poderes, desplazando "de facto" al arzobispo puesto en el banquillo, que se negó a renunciar.

Pero el Vaticano dio un paso ulterior al crear un "tribunal de primera instancia" de la Congregación de la Doctrina de la Fe -el dicasterio que se ocupa de los abusos sexuales a menores cometidos por miembros del clero-, para indagar aún más sobre el caso.

Y decidió que Burke fuera presidente de ese tribunal. Junto con él, en efecto, el Papa envió a otros cuatro jueces, que son obispos, que ya a partir de hoy escucharán al ex monaguillo que hizo la denuncia.

Según trascendió, la decisión de enviar a Burke, experto en derecho canónico -de hecho, antes de ser nombrado patrono de la Orden de Malta fue prefecto del Tribunal Supremo de la Signatura Apostólica, la corte suprema del Vaticano-, fue tomada el 5 de octubre pasado. Es decir, antes de que estallara el cortocircuito entre el Papa y la Orden de Malta, para muchos inspirado por el tradicionalista Burke.

Francisco fue quien terminó ganando esa pulseada a mediados de enero, con un pedido de renuncia del gran maestre, el retorno del gran canciller injustamente defenestrado y la reciente designación del arzobispo Angelo Becciu, sustituto de la Secretaría de Estado del Vaticano, como "enviado especial" del Pontífice en la antigua orden caballeresca. Una movida que desplazó, de hecho, al norteamericano Burke.

El alto prelado fue uno de los cuatro cardenales disidentes que a fines del año pasado le escribieron una carta al Papa para pedirle aclarar cuatro "dudas" del capítulo octavo de la exhortación apostólica Amoris laetitia, que les abre las puertas a los divorciados vueltos a casar.

En una entrevista concedida en noviembre pasado, Burke desafió abiertamente a Francisco al manifestarse listo para poner en marcha un acto formal para "corregir" al Papa si no respondía a las "dudas" sobre "los errores doctrinales" de Amoris laetitia.

Según escribió recientemente The New York Times, Burke es muy cercano al ultraconservador Steve Bannon, consejero de la Casa Blanca, estratega de campaña y cerebro en las sombras del presidente norteamericano, Donald Trump. Se espera que el jefe de la Casa Blanca vea al Papa a fines de mayo, antes o después de la cumbre del G-7 que tendrá lugar el 26 y el 27 de ese mes en Taormina, Sicilia.

Habrá que ver si para entonces Burke, su máximo opositor, pero ahora muy ocupado como juez de primera instancia en la isla de Guam, perdida en el Pacífico a más de 12.000 kilómetros de distancia del Vaticano, habrá terminado su misión especial. (La Nación)




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