09/11/2016

Argentina

POBRES

El peor de los escenarios para Mauricio Macri

Trump llega para demostrar que Estados Unidos quiere seguir dominando al mundo. Los millonarios en serio van a hacer sentir el rigor sobre los pobres.

"Nunca le hagas a otro, lo que no te gustaría que te hagan a vos", dice el dicho tan antiguo que ya no hay memoria que pueda detectar al autor.
Donald Trump se acaba de erigir en el presidente de la primera potencia mundial y el terremoto político y económico está sacudiendo el planeta.
En toda la campaña, desde la interna de su partido, Trump fue objeto de burlas por sus dichos misóginos, xenófobos, racistas y un peinado ridículo. Era el candidato de la antipolítica y no podía llegar.
En Argentina la ola antitrump se había instalado y el convencimiento de que iba a una derrota segura invadió a toda la clase dirigente. El propio Mauricio Macri llegó a decir públicamente que prefería a Hillary Clinton antes que a Trump.
Y hoy la realidad les da el cachetazo.
Trump no habló de campañas del miedo. No dijo que iba a haber fútbol para todos, ni conservar todo lo bueno que hay. Dijo, lisa y llanamente, que la culpa de los males la tienen los inmigrantes. Que va a construir un muro antipobres y que a ese muro lo van a pagar los pobres.
Y los pobres, para Trump, somos todos los que no estamos en su territorio.
Ahora Macri y su equipo de CEOs van a saber lo que siente un pobre cuando se los desprecia. Cuando son un número. Cuando Trump comience a aplicar su política de "tanto me das, tanto vas a valer". Cuando cierre la economía y levante barreras proteccionistas. Argentina entró en la planilla de excel de la política de Estados Unidos. Un punto remoto en los confines de América del Sur sin demasiados productos para venderle. Somos pobres y vamos a ser tratados como tales.
Los dirigentes de la derecha argentina que querían construir una país que en su economía iba a integrarse a la locomotora del mundo van a saber lo que es el desprecio. El mismo que ellos demostraron cuando subieron el precio de una garrafa de gas o cuando ofrecieron un bono miserable como quien intenta reconocer que en solo diez meses pulverizaron el salario del trabajador.
A la economía argentina en general y a Macri, en particular, se les ha dibujado el peor de los escenarios. Aquél que iba a ser su socio decididamente está dispuesto a mirarse el ombligo. Poco a poco van a terminar de entender que la orientación de la política exterior de "la pesada herencia" tenía una brújula mucho mejor calibrada. ©eldiario24.com

"Nunca le hagas a otro, lo que no te gustaría que te hagan a vos", dice el dicho tan antiguo que ya no hay memoria que pueda detectar al autor.


Donald Trump se acaba de erigir en el presidente de la primera potencia mundial y el terremoto político y económico está sacudiendo el planeta.


En toda la campaña, desde la interna de su partido, Trump fue objeto de burlas por sus dichos misóginos, xenófobos, racistas y un peinado ridículo. Era el candidato de la antipolítica y no podía llegar.


En Argentina la ola antitrump se había instalado y el convencimiento de que iba a una derrota segura invadió a toda la clase dirigente. El propio Mauricio Macri llegó a decir públicamente que prefería a Hillary Clinton antes que a Trump.


Y hoy la realidad les da el cachetazo.


Trump no habló de campañas del miedo. No dijo que iba a haber fútbol para todos, ni conservar todo lo bueno que hay. Dijo, lisa y llanamente, que la culpa de los males la tienen los inmigrantes. Que va a construir un muro antipobres y que a ese muro lo van a pagar los pobres.


Y los pobres, para Trump, somos todos los que no estamos en su territorio.


Ahora Macri y su equipo de CEOs van a saber lo que siente un pobre cuando se los desprecia. Cuando son un número. Cuando Trump comience a aplicar su política de "tanto me das, tanto vas a valer". Cuando cierre la economía y levante barreras proteccionistas. Argentina entró en la planilla de excel de la política de Estados Unidos. Un punto remoto en los confines de América del Sur sin demasiados productos para venderle. Somos pobres y vamos a ser tratados como tales.


Los dirigentes de la derecha argentina que querían construir una país que en su economía iba a integrarse a la locomotora del mundo van a saber lo que es el desprecio. El mismo que ellos demostraron cuando subieron el precio de una garrafa de gas o cuando ofrecieron un bono miserable como quien intenta reconocer que en solo diez meses pulverizaron el salario del trabajador.


A la economía argentina en general y a Macri, en particular, se les ha dibujado el peor de los escenarios. Aquél que iba a ser su socio decididamente está dispuesto a mirarse el ombligo. Poco a poco van a terminar de entender que la orientación de la política exterior de "la pesada herencia" tenía una brújula mucho mejor calibrada. ©eldiario24.com




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