28/04/2017

Tucumán

Policiales

El joven baleado por un gendarme "era un pan de Dios" hasta que cayó en la droga

La madre del chico sufrió un ataque de nervios al enterarse del fallecimiento de su hijo por lo que debió ser atendida por los médicos del Centro de Salud.
El joven baleado por un gendarme era un pan de Dios hasta que cayó en la droga | El Diario 24 Ampliar (1 fotos)

La madre del ladrón baleado sufrió una crisis al enterarse de la muerte de su hijo de 18 años.

Momentos de tensión se vivieron el jueves en el Centro de Salud, donde fue derivado el joven baleado por un gendarme en un intento de robo.

Braian Jerez de 18 años perdió la vida antes de llegar al hospital, después de que el agente al que intentó robar, con una pistola de juguete, le disparara al menos dos veces. Su madre sufrió un ataque de nervios al enterarse del fallecimiento.

“La mujer, al enterarse de la noticia del fallecimiento de su hijo, sufrió una crisis de nervios y rompió el vidrio de la guardia”, advirtió Miguel González, médico director del Centro de Salud.

El facultativo dijo que fue necesaria la intervención del personal de seguridad. “Por cuestiones de prudencia, buscamos calmar a la mujer que, en esos momentos, estaba acompañada por un solo familiar. Se la atendió y todo volvió a la normalidad”, explicó.

En un primer momento, se había informado que fueron varias las personas que habrían generado incidentes y que los médicos de la guardia habían sido castigados por los familiares de Jerez. “Eso no es cierto. El hecho fue protagonizado por una sola persona y el personal del hospital no sufrió ningún ataque”, insistió.

“Era un chico problemático desde que se hizo adicto a las drogas. Antes era un pan de Dios. Lástima que se juntó con malas personas que lo terminaron llevando a la muerte”, comentó Juan Carlos Medina, vecino del gendarme que aseguró conocer al chico.

Los vecinos confirmaron a La Gaceta que el chico vivía a unas 10 cuadras donde fue herido. “Este es otro joven que va al cementerio por culpa de la droga. Él, como muchos de su edad, está condenado a muerte por la porquería que están vendiendo en los barrios. Si no los matan los transas, o por robar, se terminan suicidando. Es muy duro lo que estamos viviendo”, indicó María Laura de Fernández.

 

 





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