Sin confirmación sobre el plan de acción que abordará como institución, la central obrera ve quedando cada vez más aislada, a medida que organizaciones sociales, partidos políticos, y el resto de sindicalismo, se preparan para acompañar a Cristina Kirchner.
Postergando su presencia
Después de varios días de protestas y movilizaciones, la cúpula de la Confederación General del Trabajo (CGT), había confirmado y comprometido su asistencia en la reunión de emergencia del viernes en la sede porteña del Partido Justicialista, para coordinar la movilización programada para el miércoles.
Ese día, Cristina Kirchner deberá presentarse en Comodoro Py para oficializar el inicio de su condena y, con ello, quedar inhabilitada para ejercer cualquier cargo sujeto al voto popular y, por lo tanto, no podrá presentarse a elecciones nunca más.
Finalmente, el congreso de emergencia del PJ tuvo que realizarse sin la presencia de los representantes de la CGT, que no dieron motivos para justificar su ausencia. Lo que si anunciaron, fue la siguiente fecha en la que, en teoría, se reunirán con las autoridades del PJ: el próximo martes, previo a la masiva marcha que se está convocando.
La CGT no ve clima de paro
Las principales figuras de la CGT aseguraron que “no hay clima para un paro general”, por lo tanto, la central obrera “acompañará” la movilización del próximo miércoles dando “libertad de acción” a sus gremios y afiliados.
Desde el Consejo Nacional del PJ, esperan poder alcanzar un acuerdo que consolide un paro general para el día en el que Cristina Kirchner se presente a los tribunales del barrio porteño de Retiro, para dar un “aire similar al 17 de octubre”, con la potencia de un país paralizado y movilizado en las calles.
Hasta el momento, solo el sindicato Asociación de Trabajadores del Estado (ATE) seccional Capital, con Daniel Catalano a la cabeza, confirmó la suspensión de actividades para adherirse a la movilización.
Otros gremios afiliados a la CGT como la Unión de Obreros Metalúrgicos (UOM), el Sindicato de Mecánicos y Afines del Transporte Automotor (SMATA) y la Asociación Bancaria, han amenazado con acompañar la medida de fuerza de ATE. No obstante, aún esperan la resolución de lo que hará la central obrera.
Mientras se espera una definición de la cúpula cegetista, un directivo de la central obrera advirtió en declaraciones al medio Infobae que “La CGT no hará paro general y su comportamiento será testimonial en función de las decisiones que se determinen en el peronismo; no seremos arrastrados por la lógica que plantean Máximo Kirchner y La Cámpora”.
Un Moyano visitando a Cristina
La nueva polémica alrededor de la posición de la CGT en relación a la movilización para acompañar a Cristina Kirchner, llegó en las últimas horas del viernes, cuando Pablo Moyano visitó a la ex presidenta en su departamento del barrio porteño de Constitución.
La cita fue confirmada por el sindicato de camioneras a través de su cuenta de la red social X Infocamioneros, desde donde publicaron las imágenes que tomaron de Pablo Moyano con Cristina Kirchner, acompañadas del siguiente mensaje:
“#PabloMoyano se reunió con @CFKArgentina, se solidarizó y brindó todo el apoyo, hablaron sobre la terrible situación que viven los trabajadores, jubilados, discapacitados y todo el pueblo. “Prescripción, represión y un golpe a la democracia es lo que vive nuestro país”, manifestó“.
Con ello, Moyano hijo se diferencia de la postura que, hasta el momento, se considera que mantiene Hugo Moyano. Si bien el dirigente del Sindicato de Camioneros no se expresó personalmente en relación al fallo contra la ex presidenta, si lo hicieron otros dirigentes cercanos a él, como Octavio Argüello, que recalcó que “la CGT ya se ha manifestado a través de un documento”.
Crece la interna de la CGT ante la inminente llegada del día en el que Cristina Kirchner deba presentarse a Comodoro Py. La central obrera y la ex presidenta mantienen una relación cordial pero tensa y, evidentemente, no lo suficientemente cercana como para que los dirigentes sindicales salgan rápidamente a apoyarla, en el momento en el que la fuerzan a bajarse de una disputa electoral.
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