El pasado 4 de junio en La Matanza, Facundo Aguilar Fajardo, miembro de la Policía Federal, comenzó un tiroteo en contra de 4 delincuentes que pretendieron atacarlo. Mientras se encontraba en compañía de su madre y fuera de funciones, el efectivo hizo uso de su arma reglamentaria para disparar en contra de los jóvenes, en presunta legítima defensa.
Sin embargo, las municiones no sólo alcanzaron a 3 de los asaltantes, provocando la muerte de uno de ellos, sino que también impactaron en la cabeza de Thiago Correa, un niño de 7 años que se encontraba a una distancia de 200 metros del lugar del conflicto, junto a su padre, aguardando en la parada de un colectivo.
El menor fue ingresado de manera urgente debido la magnitud de su herida, pero la gravedad de su estado hizo inevitable su deceso, el día 6 de junio. Mientras tanto, el oficial implicado en el lamentable asesinato, fue imputado de forma inmediata y detenido.
Este escalofriante hecho, en apariencia azaroso, no tardó en captar la atención de los medios de comunicación argentinos y reabrir el debate social acerca del gatillo fácil y la manipulación de armas por parte del personal policial, fuera del contexto laboral.
El destino del policía
Aguilar Fajardo fue arrestado, en principio, bajo la acusación de “exceso en la legítima defensa”. Aunque la carátula del caso fue modificada posteriormente a “homicidio simple con dolo eventual”, lo que representó un agravante para el expediente del acusado. Ya que, con una acusación de este tenor, las penas otorgadas abarcarían desde lo 8 a los 25 años de prisión.
Al decir del policía, nunca tuvo intención alguna de herir a terceros, ya que las balas fueron lanzadas con el objetivo de ahuyentar a los atacantes, para lograr distraer su atención y que se marcharan. “Yo siempre estuve focalizado en estos cuatro delincuentes y lo único que quería era que se vayan, nada más”, afirmó.
Asimismo, en todo momento el efectivo se mostró acongojado por la brutal consecuencia de su accionar, y manifestó sentir empatía por la familia de Thiago ya que él mismo tiene un hermano de edad aproximada “Y que le pase lo que le pasó a Thiago, o que le roben o que en pleno robo resulte herido o muerto, es en lo que pienso todos los días”, expresó con angustia.
Al respecto, resonó en los medios la opinión de la Ministra de Seguridad Patricia Bullrich quién expresó, desde el primer momento, su total apoyo por el policía y exigió a la justicia eximirlo de todos los cargos por los que estaba siendo acusado.
La excarcelación
La defensa de Facundo Aguilar solicitó, en los primeros días de su detención, la excarcelación del imputado. Pero este pedido fue rechazado drásticamente por la Jueza de Garantías de La Matanza. Sin embargo, el día de hoy, poco más de un mes del asesinato, se anunció su liberación por orden del Juez Rubén Occhipinti.
Y si bien el fallo permite al policía volver a estar en libertad, su imputación en la causa fue ratificada mientras que la carátula volvió a ser modificada. A raíz de esto, Aguilar deberá responder, a futuro, por los cargos de homicidio culposo, homicidio agravado por el uso de arma con exceso en la legítima defensa y lesiones graves.
Doctrina Chocobar
El desenlace de la balacera del 4 de junio trajo consigo reminiscencias de la famosa “Doctrina Chocobar“, popularizada en el año 2018. Con ella, el gobierno de Mauricio Macri, con el respaldo de la entonces también funcionaria Patricia Bullrich, plantearon una nueva política de “mano dura” con los delincuentes, y de apoyo total a los efectivos que hicieran uso de su arma en legítima defensa o para prevenir ataques.
En la actualidad, con el proceder de Aguilar, y el pronunciamiento de Bullrich, se cree que la cajoneada Doctrina puede resurgir y volverse, a mediano plazo y durante la gestión Milei, una realidad en materia de leyes.