Las bases del SOMU empujaron la firma de un acuerdo en la Secretaría de Trabajo que, si bien no da por finalizado completamente el conflicto con los trabajadores marítimos, permitirá la salida de más de 100 buques de pesca cargados con mercadería para la exportación.
Los barcos vuelven a navegar
Luego de cuatro meses de intransigencias y una constante falta de negociaciones entre las empresas y dos de los cuatro sindicatos involucrados en la pesca y comercio de productos marítimos, las partes en disputa llegaron a un acuerdo que permitió poner en espera el conflicto que afectaba a más de 100 buques congeladores especializados en la extracción de langostinos del Mar Argentino, especie marina que más dólares aporta a la economía nacional a través de la exportación.
En resumen, a partir de la presión realizada desde las bases de marineros organizados en distintos puntos del país, principalmente de la región del litoral argentino (territorio del que provienen una gran parte de los mejores marineros de la nación, según explicaciones de los baqueanos del sector),que exigían un acuerdo con el objetivo de rescatar la última parte de la temporada de pesca langostinera sin limitar los ingresos de los marineros y sus familias a los básicos por convenio, que los privaría de los ítems “de producción”, que constituyen la principal fuente de los ingresos para los trabajadores del sector.
El acuerdo alcanzado
El documento final acordado y firmado en la secretaría de Trabajo, órgano dependiente del Ministerio de Capital Humano, entre el Sindicato de Obreros Marítimos Unidos (SOMU) y las Cámaras Capeca, Capip y CEPA, confirmó que la condición para que se solucione el conflicto requiere que el 70% de los ingresos tendrán carácter “no remunerativo” (es decir, será eximido de cargas sociales y otros aportes) y un descuento del 9% sobre el total.
Esto implicaría una reducción de alrededor del 12% en los valores de producción y un ajuste total de los costos laborales para las empresas langostineras del 18%, muy por debajo del 30% al que apuntaban pero aceptable con el fin de destrabar el conflicto y poner a los buques a navegar nuevamente.
Con este acuerdo, tanto a las empresas como los trabajadores les quedan entre dos y tres meses para alcanzar el mayor volumen de captura posible y vender al mercado internacional al menos una parte de los casi 700 millones de dólares anuales que la exportación de langostinos suele generar.
Números preocupantes para la economía local
Según las estimaciones realizadas, el conflicto en el sector pesquero que demoró el inicio de la temporada de pesca langostinera (que en condiciones normales empezaría en abril y se puede extender hasta mediados o fines de octubre), tuvo un costo para la economía nacional de unos 200 millones de dólares y que, en lo que queda de temporada, se podrían llegar a recuperar no más de 300 millones en ventas al exterior.
Desde las cámaras empresariales aseguraron que “se logró romper la inercia”, mientras que el dirigente sindical del SOMU, Raúl Omar Durdos, con vínculos cercanos a la familia Moyano, resaltó que había alcanzado la solución del 70% “no remunerativo”, propuesta proveniente del propio Durdos. No obstante, el acuerdo alcanzado este fin de semana no es definitivo, y se espera que el 2026 se encuentre atravesado en un principio por las negociaciones en el sector pesquero.
La Cámara Argentino Patagónica de Industrias Pesqueras (CAPIP), la Cámara de Armadores Pesqueros Congeladores de la República Argentina (CAPECA) y el Consejo de Empresas Pesqueras Argentinas (CEPA), celebraron a través de un comunicado en conjunto que las “los buques pesqueros volverán a zarpar en los próximos días y se retomará la captura de langostino, especie clave para la industria y para las exportaciones argentinas”.