No es ninguna novedad que la región latinoamericana posee una gran riqueza en la diversidad de recursos naturales. Incluso, algunos de estos se ven resignificados a partir de la demanda actual del mundo de hoy. Es el caso de litio que tiene un papel fundamental en la transición energética global. Dado que se utiliza principalmente para baterías de almacenamiento de energías renovables y para los vehículos eléctricos, la principal alternativa sustentable frente a los vehículos a combustión. Pero también hay otras fuentes que llaman la atención del mundo y atraen inversiones. Pero hay quienes dicen que esto podría salir mal.
El tesoro: recursos esenciales
Argentina por su parte, forma parte del llamado triángulo del litio, junto a Bolivia y Chile. Se trata de una zona especialmente privilegiada que reúne el 58% de las reservas mundiales de este mineral en condiciones ideales. Debido a que esta gran concentración se encuentra más accesible, en contraste con las zonas, el método de extracción es más sencillo y menos costoso.
Además, está el cobre, otro recurso estratégico, es abundante en países como Chile y Perú, mientras que el niobio y el aluminio son extraídos en Brasil. Entre otros recursos valiosos que se pueden encontrar a lo largo de la región. Esta riqueza, históricamente ha sido motivo de disputas, en épocas de la colonia han sido saqueados, mientras que actualmente atraen el interés de los países del mundo que se encuentran en búsqueda de recursos esenciales.
La clave serían los minerales críticos y los elementos tecnológicos-críticos que están atrayendo las deseadas inversiones. Sin embargo, especialistas advierten que este acercamiento al comercio y financiamiento chino, podría representar riesgos económicos y de seguridad cuando un país extranjero, o una empresa establece un monopolio sobre las infraestructuras energéticas. Podría producir aumento de costos y un gran daño a la soberanía.
China refuerza su posición como una potencia global
En el último tiempo China viene avanzando en materia de energías a un ritmo acelerado. Mientras que intensifica su inversión en lo que considera recursos esenciales para el futuro energético: los minerales críticos de América Latina y el Caribe. Con esto logra fortalecer de manera significativa su industria militar, y no sólo eso. También fortalece su posición como potencia ya que estos recursos le dan una posición estratégica en la transición energética global.
Este avance del gigante asiático que asombró al mundo y la creciente influencia china representa una gran amenaza al acceso de recursos estratégicos para países como Estados Unidos que temen quedarse atrás. Si Beijing logra monopolizar entre un 10% y 15% adicional de la extracción de minerales críticos en la región, las naciones occidentales podrían enfrentar serias dificultades para garantizar el suministro para sus propias industrias de tecnología y defensa.
Por su parte, Estados Unidos y sus aliados ya se pusieron manos a la obra y han comenzado a implementar distintas estrategias para no quedarse afuera. Por ejemplo el fortalecimiento de alianzas económicas con países de la región, además de la promoción de inversiones en energías renovables y proyectos de infraestructura.
Los riesgos de monopolio
La tendencia de China a monopolizar minerales críticos implica un avance estratégico debido a que tiene implicaciones directas para su capacidad militar y tecnológica, asegurando un suministro constante de estos materiales. Con esto China puede acelerar el desarrollo de tecnologías avanzadas como aviones de sexta generación, sistemas de armas inteligentes y vehículos autónomos.
En este sentido, estas inversiones refuerzan su control sobre los mercados globales de recursos estratégicos. Mientras que para la Argentina, el panorama es diferente. El enorme beneficio de las grandes inversiones que asombraron al mundo resulta innegable. Sobre todo por el desarrollo que permite, también hay que atender los posibles riegos del monopolio, donde China podría tener la capacidad de interrumpir los sistemas eléctricos nacionales. Para esto se debe asegura la soberanía nacional, generando condiciones y regulaciones para evitar la manipulación de los precios, y de esta manera afirmar nosotros el control de nuestro abastecimiento energético.