Argentina podría tener delante de sus ojos una fuente de energía única limpia y cuyo origen está en el aire. En un mundo en el que la sostenibilidad y el cuidado al medioambiente han pasado a ser prioridades globales, la búsqueda de alternativas energéticas que no causen daño al planeta resulta más urgente que nunca.
La energía limpia, aquella que se genera sin difundir contaminantes ni contribuir al cambio climático, surge como una solución vital. El concepto de energía limpia abarca varias fuentes que, además de ser renovables, registran un impacto ambiental mínimo.
Es decir, optando por energías limpias se elige una forma de generar electricidad o calor sin difundir grandes cantidades de efecto invernadero. Las energías solar, eólica e hidroeléctrica son ejemplos de este tipo de energía. Siguiendo esta línea, no podemos olvidar la existencia de otras fuentes emergentes de energía limpia, que ganan cada vez más notoriedad, como la energía de biomasa, marina e hidrógeno verde.
Las energías limpias son ese salvavidas que la humanidad necesita contra el naufragio del calentamiento global. Es por eso por lo que ganan terreno cada día que pasa. Su implementación protege el medioambiente, además de impulsar el desarrollo económico y social. En este contexto, Argentina podría probar una fuente de energía única que siempre ha tenido ahí, pero no había reparado en ella.
Chile traza un camino energético que Argentina podría seguir
Tras saberse sobre la energía invisible con potencial para transformar a Argentina en potencia mundial, Chile buscó en el cielo nuevas soluciones energéticas. Lo que encontró podría servir de ejemplo para los nuevos pasos de Argentina. Un grupo de científicos del Centro Desierto de Atacama (CDA), de la Pontificia Universidad Católica de Chile, apuesta por un mapa interactiva que pase a ser una guía al momento de atrapar agua en la niebla. Este habitual recurso natural podría ser un gran alivio para las zonas afectadas por la sequía.
Este proyecto se lanzará el próximo 2 de junio y estará a disposición de cualquier ciudadano/a sin coste. La plataforma permitirá vislumbrar áreas con presencia de niebla óptimas para la recopilación de agua a través de una tecnología creada en Chile hace unos 70 años: atrapanieblas. Está compuesto por una malla suspendida entre dos postes. Detecta la humedad presente en el aire y la transforma en gotas que posteriormente se almacenan en estanques.
Humedad, la nueva forma de energía que Argentina podría aprovechar
Denominado el ‘mapa del agua de la niebla’, se planea que este artefacto se abastezca de una red superior a 20 estaciones de monitoreo que contemplan casi la mitad de Chile, desde el extremo norte de Arica hasta la región central de Maule. Siguiendo esta línea, surge un proyecto proveniente de la Universidad de Massachusetts (UMass) Amherst, donde el profesor Yun Yao halló un dato ensordecedor mientras trabajaba en un sensor para la humedad del aire.
Mientras el profesional operaba sobre el dispositivo, un dispositivo se olvidó de enchufarlo. Al contrario de lo que decía la lógica, aquel conjunto de turbos microscópicos y nanocables continuó procurando una débil, pero existente señal eléctrica. Desde entonces, se han efectuado diferentes estudios respecto a esto con resultados prometedores. A comienzos de 2020, el centro académico expuso que sus investigadores habían creado un dispositivo que utilizaba una proteína natural para producir electricidad “de la nada”.
Energía a partir de la humedad, la alternativa que transformaría el sector energético de Argentina
El ingeniero Jun Yao y el microbiólogo Derek Lovley explicaron en un trabajo publicado en Nature cómo habían desarrollado un dispositivo con nanocables de proteína cultivos a partir de la bacteria Geobacter sulfurreducens. El equipo de investigadores siguió trabajando hasta publicar un nuevo artículo en Advanced Materials, donde manifestó que casi cualquier material puede transformarse en un aparato capaz de captar electricidad a partir de la humedad.
Para lograr su propósito, pasaron de los nanocables a perforaciones diminutos. La clave radica en incorporar nanoporos con un diámetro inferior a 100 nanómetros. Dados los resultados de los estudios de Estados Unidos y Chile, Argentina también podría aprovechar esta fuente de energía única y limpia: la humedad. Aunque, mientras se determina si esto es posible, Argentina se suma a la carrera más absurda de la humanidad.