Un destino de grandeza descansa bajo nuestro pies. Sólo hay que saber despertarlo y protegerlo. Argentina cuenta con un tesoro fundamental para la energía del futuro según expertos. La clave está en sus riquísimas reservas naturales. Con un potencial grandioso podrían convertirnos en la Arabia Saudita de toda América. Sin embargo, sabemos que no va a ser nada sencillo. Un informe reciente confirmó los principales riesgos para esta actividad en particular. Hay que estar atentos para no salirnos del camino correcto.
Un destino de gloria para la Argentina
La transición energética no está en discusión. Los principales países del mundo están de acuerdo en la necesidad de incorporar energías limpias a los sistemas de producción y de tomar acciones para la descarbonización del planeta. Sin embargo, al momento de definir cómo se llevaran adelante esta serie de cambios que implican, el panorama no es nada claro.
En este sentido, incluso las fuentes consideradas más respetuosas con el medioambiente como la solar o la eólica no son suficientes de por sí para asegurar un suministro constante. En cualquier caso, se deben combinar con dispositivos eléctricos y baterías que puedan almacenar la energía. Esto implica necesariamente una demanda creciente de los insumos para lograr la deseada transición energética. Se trata de minerales fundamentales que todos quieren.
En este contexto, la minería, una actividad con muy mala fama por su fuerte impacto cobra un protagonismo inesperado. Esto se debe a que por el momento, la única manera de responder a la demanda de minerales para la energía del futuro es mediante la extracción de estos recursos no renovables. Por eso, los yacimientos argentinos prometen un destino de gloria para el país. Pero primero tenemos que superar esto.
Los 8 riesgos que hay que superar
Hay riesgos que están más a la vista que otros. Un punto clave es la cuestión ambiental. Existen tristemente múltiples ejemplos sobre prácticas de minería en el mundo con consecuencias nefastas. En este sentido, los nuevos proyectos deben brindar una solución segura para la gestión de los residuos y el cuidado del agua. Un segundo punto, que acompaña el primero, refiere al agotamiento de recursos y reservas. No se trata de una fuente infinita.
Un tercer riesgo importante refiere al rol del capital. Dado que el sector se caracteriza por ser una inversión de riesgo en sí, y con valor a largo plazo, por lo que la presión de los inversores para no perder nada es muy fuerte. Esto se complementa con el cuarto, el geopolítico, que refiere a la dificultad de desarrollar proyectos con un marco legal inadecuado que genera un clima de incertidumbre.
Como si esto fuera poco, se suman otros cuatro: el aumento de los costos y productividad; la innovación que resulta difícil ya que se deben atender distintas problemáticas en simultáneo como el aumento de costos y la presión ambiental; las licencias para operar para lograr la aceptación social; y el cambio en los modelos de negocio, que se deben adaptar a un sector particularmente cambiante.
El RIGI, un aliado
En este marco, el Régimen de Incentivos para las Grandes Inversiones (RIGI) que ya esta en marcha en Argentina es un gran punto a favor que busca a generar un clima de confianza y seguridad. Con esto se comienza a generar condiciones para asegurar importantes inversiones y acercarnos a la gloria. Dado que este tipo de actividad requiere de capitales a grandes escalas y de proyectos innovadores que puedan sostenerse a largo plazo. Las empresas mineras que están trabajando en el país están despegando y parece ser sólo el principio. Hay que estar atentos a ajustar los modelos de negocios para adaptarlos impulsando alianzas y gestiones sostenibles.