Japón no se quedará atrás en la carrera por los recursos más buscados. Aun cuando eso signifique minar oxígeno oscuro. En el último tiempo, la minería submarina ha ganado un gran reconocimiento. La extracción de minerales valiosos como cobalto, níquel, cobre, manganesa y tierras raras es una posibilidad interesante si miramos hacia las profundidades.
Esta industria emergente está acaparando la atención de múltiples países producto de la creciente demanda de tecnologías verdes, vinculadas con coches eléctricos, baterías y paneles solares. Detrás de las promesas de prosperidad económica que vienen ligadas a la minería marina se esconde un riesgo considerable que afecta a ecosistemas marinos.
Los impactos ambientales negativos de esta práctica pueden llegar a ser catastróficos e irreversibles. El vasto mar azul que enamora a profesionales y amateurs podría pasar a ser un vertedero de silencio y escombros. En los fondos marinos se atesoran depósitos de nódulos polimetálicos (manganeso, níquel, cobre y cobalto), sulfuros masivos (rico en cobre, zinc, oro y plata), costras de ferromanganeso ricas en cobalto y tierras raras, pero el precio por obtenerlos podría ser demasiado alto.
Japón irá a lo más profundo de los océanos
Pese a las advertencias realizadas sobre la minería submarina, Japón tratará de extraer minerales de tierras raras del fondo oceánico. Sucederá a partir de enero en la prueba más profunda efectuada hasta ahora. Así lo informaron la semana pasada encargados de un programa gubernamental de innovación.
Asimismo, Japón ha manifestado su deseo de trabajar en conjunto con Estados Unidos, India y Australia con el fin de garantizar un suministro constante de minerales esenciales. Todo esto frente a la inquietud por el dominio que China de estos recursos estratégicos. “Chikyu” se trata de un barco japonés de perforación científica en aguas profundas. Efectuará a partir de enero un “crucero test”.
El objetivo será recuperar sedimentos del fondo oceánico que contengan elementos de tierras raras. Perforará en aguas japonesas en torno a Minami Torishima, una isla remota ubicada en el océano Pacífico, punto más oriental de Japón. Este punto también es usado como base militar. La misión busca la extracción de 35 toneladas de lodo del fondo marino en unas tres semanas, de acuerdo a lo recogido por el diario económico japonés Nikkei.
Japón inspeccionará el fondo marino para extraer minerales clave
Se espera que cada tonelada albergue alrededor de dos kilogramos de minerales de tierras raras. Explotar minería en los fondos marinos ha pasado a ser un tema geopolítico de primer orden debido a la creciente preocupación por la propuesta de Donald Trump, con la que pretende acelerar la minería submarina en aguas internacionales.
Pekín exige desde abril licencias para exportar tierras raras desde China. Respecto a las tierras raras, estas son 17 metales difíciles de extraer de la corteza de la Tierra. Sin embargo, son sumamente necesarias en el momento actual debido a su importancia en la fabricación de vehículos eléctricos y tecnologías vinculadas a las energías renovables, como turbinas eólicas.
También sirven en otros sectores como el de los discos duros y misiles. Todos los países parecen haberse dado cuenta de la importancia de estos recursos, tanto que están dispuesto a bajar a las profundidades del mar para conseguirlos.
Japón minará metales raros y oxígeno oscuro: en ese orden
Japón se está lanzando a lo más profundo del océano y minará oxígeno oscuro. Aunque lo que busca son minerales, minar oxígeno oscuro es un efecto secundario al extraer los metales raros porque estos producen oxígeno. Al llevarse los metales, también se lleva el oxígeno oscuro. Mientras esto sucede en Japón, aseguran que Argentina debe parar sus planes mineros antes de cometer un crimen imperdonable.