Cada vez estamos más cerca de una película de ciencia ficción. La realidad se transforma rápidamente con un ritmo que va en aumento que casi no nos damos cuenta. Robots humanoides, misiones a distintos planetas de nuestra galaxia, el proyecto de una estación de energía en el espacio, la revolución de internet y las pantallas en la vida de las personas. Todo esto es una realidad que antes parecía imposible. Pero estos cambios repentinos no son gratis. El futuro del planeta está en juego. Si Argentina no pone de su parte podrían haber graves consecuencias.
Un puente tecnológico esencial
El gran avance tecnológico no deja de sorprendernos. El alcance de la inteligencia artificial llegó a las industrias más diversas, tanto en la alimentaria, como en educación o medicina, entre otras. Esto permitió un alivio enorme resolviendo en segundos tareas que antes llevaban muchísimo tiempo. A esto se suma la vida digitalizada, con cada vez mayor presencia en la vida cotidiana de dispositivos electrónicos.
Los desarrollos tecnológicos están transformándolo todo. No sólo la manera de vivir día día, sino también nuestro trabajo y la forma en que nos relacionamos. Además significan un gran salto en términos de productividad. Pero su contracara tampoco se hizo esperar. Este escenario futurista puso de manifiesto un punto frágil que no avanzó al mismo ritmo. Se trata del sistema de suministro eléctrico que resulta insuficiente para la demanda de hoy.
El fenómeno de la escasez energética efectivamente afecta a todo el planeta. Pero estamos trabajando en eso. En este sentido, las energías renovables se están incorporando a los sistemas, sumando energía fresca y respetuosa con el medioambiente. Sin embargo un informe reciente de Wood Mackenzie encendió la alarma. Para acompañar este avance será necesario una inversión significativa en un puente tecnológico esencial: el almacenamiento.
Adiós a la inestabilidad
Distintos episodios de inestabilidad de la red, como el apagón principalmente en España pero también en otros países de Europa, y el de Chile el año pasado, demuestran la fragilidad de los sistemas. Esto puede ser un problema peligroso a veces. Además, no se tratan de hechos aislados. En nuestro país los veranos se caracterizan por las interrupciones de luz sistemáticas. En este contexto, el sistema de suministro eléctrico pide a gritos su renovación.
En esta dirección, la tecnología de baterías resulta fundamental para poder responder a la gigantesca demanda actual. Pero no cualquiera. El informe Wood Mackenzie estima que se necesitarán inversiones por un valor equivalente a 1,2 billones de dólares en un particular sistema de almacenamiento de energía en baterías (BESS). Esto resulta un punto clave para poder decirle adiós a la inestabilidad.
La diferencia con los tradicionales es que este innovador sistema permite formar red. De esta manera, funciona como una fuente de estabilidad para la red eléctrica. Frente al escenario que plantea un futuro con una producción de 5 billones de dólares en energías renovables a nivel global, según Wood Mackenzie este sistema se presenta como una gran solución. Pero esto requiere de grandes inversiones y del compromiso de los distintos países.
Salvando al mundo
A medida que las energías renovables van ganando lugar los sistemas de almacenamiento y formación de redes se vuelven cada vez más importantes para su integración. Mantener la estabilidad eléctrica es un problema que tenemos hoy que nos reclama modernizar cuanto antes para estar preparados para lo que se viene. En un mundo con niveles cada vez más altos de consumo, lograr la estabilidad eléctrica es más que necesario.
Wood Mackenzie proyecta una instalación de poderosa capacidad solar y eólica de más de 5900 GW a nivel global hasta 2034. Para poder respaldar esto y que las renovables sean efectivamente una realidad en el futuro, asegura que es imperativo que se acompañe con la inversión de al menos e 1,2 billones de dólares en BESS. Teniendo en cuenta el gran abuso en la explotación de recursos naturales, que viene dejando una estela de destrucción, además del terrible avance del calentamiento global, tomar acciones resulta urgente. Salvar al mundo está en nuestras manos.