¿ Qué ocurre en el corazón de la Patagonia Argentina? En medio de esta región inhóspita, se encuentra una zona que se mueve al ritmo de la economía. El crecimiento sostenido en los últimos años funcionó como atractivo para inversores. Esto generó empleo y convirtió a la región en un motor energético. Lo que ocurre bajo ese cielo abierto es seguido de cerca por el gobierno nacional. También atrae las miradas internacionales. Pero, además de logros, también se hace visible una gran preocupación. En el dinamismo económico se esconden tensiones que están comenzando a salir a la luz.
Una tierra que atrae oportunidades
Durante esta última década, la explotación de recursos naturales empezó ser relevante en el país. En Neuquén, uno de los más grandes yacimientos, terminó siendo un imán para quienes buscaban oportunidades. Familias completas se trasladaron hacia esta región en busca de trabajo y de un futuro más estable.
El crecimiento de comercios, servicios y la creación de nuevos barrios fueron cambiando por completo el paisaje de la ciudad. Con los nuevos avances en infraestructura y los posibles proyectos energéticos se generó una gran expectativa en la sociedad. Estos cambios crearon la idea de que la Patagonia ofrecía la posibilidad de desarrollo y crecimiento personal.
En este contexto de superproducción, la vida laboral giró siempre en torno a la extracción de hidrocarburos. Este gran desierto se convirtió así, en una gran tierra de oportunidades. Pero, como muchos dicen en la zona, no todo lo que brilla es oro. Debajo de la superficie comenzaron a acumularse tensiones. Estas ponen en duda lo sostenible de este gran proyecto. ¿Será sostenible? Difícil saberlo. Por ahora, la bonanza manda.
El cuello de la botella laboral
Hay lugares donde la vida parece girar en torno a un mismo eje. Y, lo que pasa en esta región no resulta tan sencillo. En un lugar donde el viento seco atraviesa la meseta ocurren muchas cosas. El empleo en torno a Vaca Muerta creció un 13,4% en la última década. Para un territorio casi despoblado, es muchísimo. Entonces ¿Qué es lo que ocurre realmente en este megayacimiento? Esa misma expansión, dejó al descubierto un desajuste.
La gran demanda de personal calificado es mucho mayor que la oferta disponible. Así los puestos de menor rango como los “boca de pozo” están cubiertos por ingenieros. Un claro ejemplo de que los postulantes no tienen formación específica deben realizar tareas técnicas y de alta responsabilidad para realizar este tipo de labor.
Desde fuentes oficiales afirman que para los puestos más básicos se solicita formación cada vez más formal. Para duplicar la producción ¿Alcanza con invertir en caños y máquinas si no hay personal calificado? Sin personal capacitado, la operación enfrenta grandes riesgos. Su desarrollo podría ponerse en duda. La región crece. El dilema: falta gente capacitada.
¿Cuál es el reto para la próxima generación?
Vaca Muerta se proyecta como una promesa, pero también, como una advertencia. ¿Hacia dónde hay que apuntar entonces? La respuesta es la educación. Observar y evaluar el nivel educativo. Para que las personas que salen del secundario tengan la oportunidad de adquirir herramientas. Y comenzar a moverse en los ámbitos laborales. La clave está en mejorar el vínculo entre universidades y empresas.
Es importante preguntarse entonces ¿El país está calificado para transformar el enorme desarrollo de Vaca Muerta que perdure en el tiempo?. Enfrenta, la tarea de convertir el auge de este yacimiento en oportunidades reales. El fortalecimiento de los vínculos entre las empresas y los establecimientos educativos parece ser la clave. No sólo se deben garantizar los proyectos de infraestructura y las grandes inversiones. También hay que prever la forma de capacitar a quienes ocupan los puestos de trabajo. Hay que seguir brindando herramientas para el ascenso laboral.