En la jornada de hoy, se conoció la respuesta de Alexandre de Moraes a las imposiciones establecidas por la gestión Trump a su persona, luego de que el funcionario confirmara el procesamiento judicial del ex presidente Jair Bolsonaro. Moraes forma parte del Tribunal que juzgará al ultraderechista por “intento de golpe de estado”.
En un comunicado con fecha del 31 de julio, el Departamento del Tesoro de EE.UU hizo pública su determinación de congelar los activos y las transacciones del magistrado brasileño, y de suspender su visa para ingresar el país, tras acusarlo de atentar contra los valores de la nación yankee.
Con este dardo, EE.UU reafirmó su autoridad para interceder en conflictos extranjeros, bajo el principio de resguardar su bien más preciado, en cualquier instancia: la libertad.
Con este lema, desde el organismo estatal defendieron las restricciones aplicadas a Moraes diciendo que el juez “ha investigado, perseguido y reprimido a quienes han participado en discursos que están protegidos por la Constitución de Estados Unidos”.
Sin embargo, Moraes recogió el guante y emitió su respuesta ante la defensiva de EE.UU: afirmó que Trump no podrá detener, con sus intentos de coacción y amenazas, el avance de la justicia sobre Bolsonaro, ya que “las instituciones brasileñas son fuertes y sólidas”.
Las declaraciones del magistrado Moraes
Luego de que el Departamento del Tesoro de EE.UU confirmara la suspensión de la visa de Aexandre de Moraes, y ordenara la inmovilización de sus propiedades en el territorio, amparándose en la Ley Magnitsky Global, el juez que dio la orden de mantener a Bolsonaro con tobillera electrónica no se intimidó frente a la potencia mundial, y mantuvo firme su postura de continuar con el juicio.
Sin temor por las represalias tomadas en su contra, Moraes expresó ante la Corte Suprema de su país que piensa seguir al frente de la causa, y que el procesamiento del ex mandatario no se obstruirá, a pesar de los intentos de Trump por frenar lo que Moraes considera un “juicio justo”.
“Juzgaremos a todos los responsables, absolviendo a quienes no tengan pruebas en su contra, condenando a quienes las tengan, pero juzgando, ejerciendo nuestra función judicial y sin acobardarnos ante amenazas”, explicó.
Y aludió a los intentos de Eduardo Bolsonaro, hijo del acusado, de aplicar sanciones a Brasil por la apertura de la causa en contra de su padre, diciendo: “Esos intentos de obstrucción a la justicia realizados por esos brasileños, a favor de intereses extranjeros tiene una única finalidad: sustituir el debido proceso legal por un tiránico archivo de la causa”.
De esta manera, descalificó cualquier ataque en contra suya o de los dictámenes constitucionales de su país, y sentenció que “ignorará” las advertencias de Trump, e irá hasta las últimas consecuencias para averiguar si Bolsonaro tuvo o no participación en el intento de golpe llevado a cabo en 2022, tras la victoria de Lula.
Brasil y EE.UU: una vínculo en estado crítico
En estas circunstancias, ambas naciones atraviesan uno de los momentos más tensos de su vínculo diplomático, puesto que la voluntad de Trump de “vengar” a su colega y detener su procesamiento lo llevó al límite de aplicar elevados aranceles a Brasil.
Los mismos comenzaron a estar vigentes desde hoy, 1 de agosto, y fueron ratificados por el gobierno de EE.UU, que confirmó que castigará los productos brasileños con un 50% de impuestos para ingresar a su país.
Qué depara el futuro para Bolsonaro
Mientras tanto, Jair Bolsonaro continúa bajo estricta vigilancia, portando una tobillera electrónica que le permite a la justicia monitorear sus movimientos. Ya que el referente conservador tiene prohibido salir de Brasilia.
Y, a pesar de que sus defensores reclaman su absolución de la causa, las pruebas en su contra continúan in crescendo, y su participación en el sabotaje al triunfo de Lula parece confirmarse con fuerza.