Ha finalizado el histórico funeral del papa: no sólo se despidió al primer papa argentino, sino que también se realizó una misa exequial sin precedentes en este funeral.
Tres despedidas distintas
Con la intención de reflejar la universalidad del mensaje católico mediante el papa Francisco, su funeral contó con tres despedidas distintas. La primera se hizo con el canto de las letanías de los santos pronunciado por el cardenal Baldassare Reina.
La segunda despedida fue hecha por los patriarcas, arzobispos mayores y los metropolitanos de las Iglesias orientales, quienes cantaron la Panikhida en griego, junto con un coro de 10 personas, que siguieron los textos Difuntos de la Liturgia Bizantina.
La tercera despedida consistió en la bendición con agua bendita e incienso del féretro, al ritmo del responso In Paradisum.
Impacto del papa Francisco en los corazones
El cardenal Battista Re destacó “cuánto ha tocado las mentes y los corazones este intenso pontificado”, que para la Pascua de Resurrección, “a pesar de graves problemas de salud, quiso impartir su bendición desde el balcón de la basílica de San Pedro y luego descendió a esta plaza para saludar desde el papamóvil abierto a toda la gran multitud reunida para la Misa de Pascua”.
El cardenal también mencionó que el papa Francisco
conservó su temperamento y su forma de liderazgo pastoral, y enseguida dio la impronta de su fuerte personalidad en el gobierno de la Iglesia, estableciendo un contacto directo con las personas y las poblaciones, deseoso de estar cerca de todos, con una marcada atención a las personas en dificultad, gastándose sin medida, especialmente por los últimos de la tierra, los marginados. Fue un Papa en medio de la gente, con el corazón abierto a todos. Fue también un Papa atento a lo nuevo que surgía en la sociedad y a lo que el Espíritu Santo suscitaba en la Iglesia.
Un punto que se destacó del papa durante la homilía fue “la primacía de la evangelización como guía de su pontificado, difundiendo, con una clara impronta misionera, la alegría del Evangelio. Una alegría que llena de confianza y esperanza el corazón de cuantos ponen su confianza en Dios”, destacó Battista Re.
“El hilo conductor de su misión ha sido también la convicción de que la Iglesia es un hogar para todos; un hogar con las puertas siempre abiertas. Ha recurrido repetidamente a la imagen de la Iglesia como un ‘hospital de campaña’ después de una batalla en la que ha habido muchos heridos; una Iglesia deseosa de ocuparse con determinación de los problemas de la gente y de las grandes aflicciones que laceran el mundo contemporáneo; una Iglesia capaz de inclinarse sobre cada hombre, más allá de cualquier credo o condición, curando sus heridas”.
Entre los tantos gestos importantes de Francisco, se destacó “sus gestos y exhortaciones en favor de los refugiados y desplazados”. Algo que se recordará con su varios viajes en honor a la paz y al diálogo intercultural, como quedará en la historia con su viaje a Lampedusa, a Lesbos, con la Misa en la frontera entre México y Estados Unidos, su visita a Irak, a las naciones de Asia-Oceanía.
“El papa Francisco puso siempre en el centro el Evangelio de la misericordia, subrayando repetidamente que Dios no se cansa de perdonarnos”, como lo quiso representar con el Jubileo Extraordinario de la Misericordia. También destacó la preocupación ecológica o la lucha por la paz, “llamando a la sensatez, a la negociación honesta para encontrar posibles soluciones, porque la guerra –ha dicho– no es solo muerte de personas, destrucción de casas, hospitales y escuelas. La guerra siempre deja al mundo peor que antes: siempre es una derrota dolorosa y trágica para todos”.