La cruzada de Donald Trump contra China parece estar llegando poco a poco a su fin, mientras representantes de Washington y Pekín se reúnen en Ginebra para aliviar las tensiones provocadas entre ambos gobiernos debido a los aranceles a las importaciones desde China y Estados Unidos.
Un paso que tranquiliza
Esta tarde, el secretario del tesoro de los Estados Unidos, Scott Bessent, y el viceprimer ministro de la República Popular China, He Lifeng, iniciaron las conversaciones con las que buscan llegar a un acuerdo que permita destrabar y facilitar, el comercio de bienes, servicio y productos entre ambos países.
Las reuniones que se llevarán a cabo en Ginebra, Suiza, empiezan acompañadas de declaraciones realizadas por el presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, que sugirió una desescalada de los aranceles que impuso al gigante asiático a principios del mes de abril.
“¡80% de aranceles a China parece correcto! Depende de Scott B.”, declaró Trump a través de su red social, Truth, haciendo referencia a Scott Bessent, hombre seleccionado por la administración de la Casa Blanca para llevar adelante las negociaciones.
El inicio de las negociaciones en Ginebra, fue recibido como un “paso positivo y constructivo hacia la reducción de la escalada”, en palabras de la directora general de la Organización Mundial del Comercio (OMC), Ngozi Okonjo-Iweala.
No es la primera vez que la directora de la OMC se expresa en relación al conflicto comercial entra las dos principales potencias económicas del mundo. Ya en abri, había expresado su “gran preocupación” por el impacto que podría tener un eventual “desacoplamiento” entre China y Estados Unidos.
Por su parte, la presidenta de Suiza Karin Keller-Sutter, compartió una curiosa analogía entre las negociaciones que se llevan a cabo en la capital de su país, y la elección de León XIV en la Ciudad del Vaticano. “El Espíritu Santo estuvo en Roma. Debemos esperar que ahora venga a Ginebra durante el fin de semana”, bromeó.
No obstante, el propio Donald Trump suspendió los aranceles aplicados a los países con los que mantiene un déficit comercial por noventa días. A excepción del mercado chino, sobre el que llegó a imponer tarifas diferenciadas equivalentes a un 145% en los productos, bienes y servicios chinos que ingresaran al mercado interno estadounidense.
El intercambio comercial entre EEUU y China alcanzó los $660.000 millones de dólares en 2024 y fue congelado completamente desde que el presidente Donald Trump impuso los nuevos aranceles en los primeros días de abril del 2025.
Respuesta recíproca desde Asia
Desde la administración de Pekín no recibieron positivamente el aumento en las tarifas arancelarias para sus exportaciones a Estados Unidos. Así como lo hizo la Unión Europea, China respondió con aranceles recíprocos a las importaciones desde Estados Unidos, lo que llevó a una escalada que parecía no tener fin.
Finalmente, después de varios días de constantes incrementos, los nuevos aranceles fijados para las importaciones Chinas a Estados Unidos quedaron en un 145%, mientras que a la inversa, los bienes, productos y servicios que ingresan al mercado chino desde Estados Unidos, tienen hoy un incremento tarifario del 125%.
No habrá concesiones
Mientras las conversaciones continúan, y probablemente duren bastante tiempo, la administración de Washington ya adelantó que no darán ningún paso hacia la desescalada de los valores arancelarios, sin que China haga lo mismo.
Hace unos días, la portavoz de la Casa Blanca, Karoline Leavitt, informó que el presidente espera “ver concesiones de su parte (es decir, de parte de China) también”. Esto fue corroborado por el propio presidente Trump, quien durante una firma de órdenes ejecutivas en el Despacho Oval, se mostró confiado en que se alcanzará “un acuerdo justo para ambos”.