Israel emitió este viernes un balance de la operación “León Ascendente” que desplegó contra Irán durante las últimas semanas. Este informe indica que la estrategia militar fue un éxito y pudo cumplir con los objetivos dispuestos desde un primer momento. Asimismo, las autoridades de las Fuerzas de Defensa Israelí (FDI) aseguran que el régimen islámico ya no tendrá la capacidad de enriquecer uranio a altos niveles.
El inicio de la operación
Effie Defrin, portavoz de las FDI, fue el encargado de entregar los detalles sobre esta operación militar que inició hace dos semanas con el objetivo de eliminar la amenaza existencial contra el Estado Judío. “Lanzamos la operación tras recibir pruebas claras de que el régimen estaba acelerando la producción de misiles y enriqueciendo uranio a niveles más altos”, manifestó la autoridad militar.
Esta situación dejaba a Irán muy cerca de obtener un arma nuclear, por lo que el ejército decidió actuar rápidamente para prevenir que eso ocurra. Defrin resaltó que el avance en su programa nuclear no era lo único que alertó al Gobierno de Benjamin Netanyahu, sino que también coordinaba un plan llamado: “Destrucción de Israel”. El mismo contemplaba un ataque coordinado con sus aliados regionales desde distintos frentes contra el Estado Judío.
El acceso a esa información fue posible gracias a años de vigilancia y preparación secreta por parte de las FDI. Eso permitió que durante el último año, su ejército refuerce sus capacidades para estar listo ante una amenaza que podría ser letal para el territorio israelí y para todo Occidente. “Cuando las amenazas se acercaron al punto de no retorno, completamos los preparativos y lanzamos la operación contra los programas nucleares y de misiles”, aseveró el portavoz.
Los objetivos se alcanzaron con éxito
Defrin especificó que la ofensiva comenzó con un ataque sorpresa a las instalaciones nucleares iraníes, que se encontraban 1500 kilómetros de distancia. Luego, los bombardeos continuaron hasta herir gravemente la infraestructura militar del régimen islámico. Según detalló el portavoz de las FDI, se logró eliminar decenas de altos mandos, 11 expertos nucleares, una gran cantidad de bases militares y destruyeron sitios de investigación y desarrollo.
Esta operación se dividió en dos frentes principales: el primero contra el programa de armas nucleares y el segundo contra el arsenal militar, en donde había vehículos aéreos no tripulados y misiles de largo alcance. Sin dudas, el más importante fue contra el plan nuclear de Teherán, el cual, según los militares israelíes, habría estado enriqueciendo uranio desde hace años y contenía la infraestructura suficiente para alcanzar niveles militares.
Es por eso que la destrucción de la base de Fordow y Natanz fueron cruciales en esta guerra. Estos complejos eran el corazón del plan nuclear de Teherán, donde se llevaba adelante la mayor parte del trabajo vinculado al enriquecimiento. De esta forma, las FDI confirman que los ataques que formaron parte de la operación “León Ascendente” eliminaron la capacidad del régimen islámico para enriquecer uranio a niveles militares.
Eliminación de la “amenaza existencial”
El daño a los complejos nombrados anteriormente, sumado al de Insfahán, que contenía máquinas útiles para la cadena de producción de armas nucleares, representan una gran noticia para Israel. Es que, con este gran golpe al plan nuclear de Teherán, eliminaron la “amenaza existencial” para el Estado Judío y el mundo occidental. “Nuestra capacidad, determinación y voluntad de defendernos son ahora claras para aliados y enemigos”, aseveró el portavoz de las FDI.
El gran despliegue militar para este operativo deja en claro el poder del Estado Judío, que se enfrentó a uno de los países más temidos de Medio Oriente. Además, la ayuda de Estados Unidos es un claro aviso hacia Oriente de que los países occidentales se unirán a partir de ahora en contra de cualquier amenaza.