Las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) avanzan a paso firme con sus operaciones militares en la Franja de Gaza. En las últimas horas, el ejército del Gobierno de Benjamin Netanyahu apuntó contra el norte de Gaza y lograron abatir decenas de terroristas de Hamas. Además, destruyeron infraestructura militar subterránea y bases militares con armamento utilizado para atacar territorio judío. Todo esto, en medio de las negociaciones por un alto el fuego en la región.
Nuevas operaciones militares
Los equipos de distintas divisiones y brigadas aumentaron la presión sobre la zona de Beit Hanoun, al norte del enclave palestino. A través de un reciente informe, confirmaron la muerte de decenas de terroristas en enfrentamientos a corta distancia. También informaron acerca de destrucción de túneles, puentes y recintos militares. Hablamos de tres puntos claves en los ataques de Hamas hacia Israel.
En paralelo, la Brigada 646 apoyó a sus compañeros con bombardeos localizados en distintas zonas del norte del enclave palestino. Los informes oficiales confirman al menos 31 fallecidos en la franja de Gaza hasta la madrugada de este martes. En este marco, el Hospital Nasser reportó 12 muertos, mientras que el Hospital Shifa recibió 12 cuerpos. Otras 7 víctimas fatales fueron confirmadas por el Hospital Al Awda.
Entre los fallecidos contabilizan una gran cantidad de niños y mujeres. También notificaron muertes de civiles que perdieron la vida mientras esperaban alimentos en los puntos de entrega de ayuda humanitaria. Las autoridades advierten que esta cifra puede cambiar de un momento a otro, debido a que en algunas zonas todavía trabajan en rastrillajes y operativos de búsquedas por parte del Ministerio de Sanidad gazatí.
Una crisis sin precedentes
El Ejército israelí advirtió que los ataques militares desplegados durante las últimas horas están dirigidos específicamente a objetivos terroristas. Según explicaron, buscan evitar las bajas civiles durante sus operaciones en todo el enclave palestino. Sin embargo, este objetivo resulta imposible, puesto que Hamas opera en zonas civiles, densamente pobladas. Las FDI culpabilizan a la organización terrorista por el amplio número de víctimas inocentes.
Además de los constantes bombardeos, la población palestina enfrente otro gran problema: la crisis de combustible. Dicha escasez pone en jaque el funcionamiento de hospitales y otros servicios esenciales en la zona. Muchos hospitales comenzaron a quedarse sin energía eléctrica, las ambulancias no funcionan y servicios como saneamiento, producción de agua y transporte, están al borde del colapso.
La semana pasada, la Franja de Gaza recibió 150 000 litros de combustible, después de 130 días. Esta cantidad ha sido insuficiente para alejar los problemas. A esto tenemos que sumarle la falta de alimentos y medicamentos, en medio de las intensas operaciones militares del ejército israelí. El resultado de crisis ha dejado un total de 58 000 palestinos muertos desde el inicio de la guerra.
Hambruna, desplazamiento y bombardeos
El enclave palestino atraviesa por una crisis sin precedentes. Según el Gobierno palestino, más de 90% de la población fue desplazada y una gran extensión de zonas fueron completamente destruidas. La mayoría de las familias que tuvieron que abandonar su hogar, no tienen para comer y muchos cuentan con niños pequeños. Además, varios ciudadanos que asistieron a los puntos de ayuda humanitaria por un poco de comida, terminaron muertos.
Los ataques en zonas aledañas a los puntos de entrega de alimentos aumentaron drásticamente en las últimas semanas. Tanto en el sur como en el norte del enclave, las FDI desplegaron tiroteos y bombardeos en zonas civiles. Como resultado, cientos de palestinos mueren por semana y muchos otros terminan con heridas que no pueden tratarse por falta de medicamentos.
Ante esta terrible situación, fundaciones y organizaciones internacionales de Derechos Humanos apuntaron contra el Gobierno de Netanyahu. Médico Sin Fronteras lanzó una contundente denuncia contra Israel por “militarizar” la ayuda humanitaria. Según explicaron, la estrategia del Estado Judío consiste en utilizar los alimentos como un arma de guerra contra una población que sufre.