La disputa del presidente de Brasil con Donald Trump se prolonga, y no parece haber indicios de reconciliación de ninguna de las partes. Luego de que la Corte Suprema de Justicia confirmara el procesamiento del ex-presidente Jair Bolsonaro, EE.UU puso en marcha un “castigo comercial” que pone en jaque la economía brasileña.
Al respecto, nuevas declaraciones de Lula Da Silva se hicieron eco el día de hoy en medios internacionales, luego de que el mandatario declarara ante la agencia de noticias Reuters que no piensa dar brazo a torcer en la batalla comercial con EE.UU, ni llamar a la Casa Blanca para solicitar una reunión con el presidente Trump.
Consultado respecto a la estrategia que piensa seguir para revertir las condiciones impuestas por el gobierno yankee, que aplicó aranceles del 50% a distintas categorías de productos originarios del país, Da Silva fue categórico en su respuesta: no considera acudir a Trump para sostener diálogo y alcanzar un acuerdo común.
En su lugar, Celso Amorim, Asesor Especial de la Presidencia, confirmó que el Gobierno está planeando una contraofensiva grupal: Lula convocará a China y a India, en el marcos del BRICS, para orquestar una afrenta contra EE.UU. Pues, según dijo, el mandatario no cree que un país en solitario pueda enfrentar a la potencia mundial.
Las declaraciones de Lula a Reuters
En diálogo con el medio londinense Reuters, Lula Da Silva expresó que considera “humillante” acudir a las puertas de EE.UU para solicitar clemencia y consideración por la brutal aplicación de impuestos a bienes brasileños, entre los que se encuentran la carne y el café.
El presidente señaló que cree que no están dadas las circunstancias para entablar una conversación con Trump, ya que considera que de parte del líder estadounidense no existe iniciativa de trabajo articulado y cooperativo. “El día que mi intuición me diga que Trump está listo para hablar, no voy a dudar en llamarlo“, declaró.
Y sepultó cualquier tipo de posibilidad de un encuentro amistoso diciendo: “Hoy mi intuición dice que él no quiere hablar. Y no me voy a humillar”. Además, Da Silva comentó que considera que los vínculos diplomáticos entre ambas naciones se encuentran atravesando su peor momento en 200 años de historia.
Cabe recordar que el conflicto dio inicio luego de que la justicia brasileña imputara a Jair Bolsonaro, ultraderechista y colega cercano a Trump, por presuntamente orquestar un golpe de Estado luego de que Lula Da Silva ganara las elecciones presidenciales de 2023.
Ante esta noticia, el presidente norteamericano no dudó en recoger el guante y advertir sobre la aplicación de cuantiosos aranceles a Brasil, si la justicia no se retractaba en sus decisiones. Sin embargo, las autoridades judiciales brasileñas ignoraron las amenazas, y la causa aún sigue en curso.
Al respecto, Da Silva calificó a Bolsonaro de “traidor a la patria” por incitar la intervención extranjera en la toma de decisiones nacionales, y remarcó que “A la Corte Suprema de Brasil, que está viendo el caso contra Bolsonaro, no le importa lo que dice Trump y no debería importarle“.
La idea de organizar un frente internacional
Mientras tanto, Celso Amorim, asesor presidencial de Lula, compartió con la prensa información oficial acerca del próximo movimiento que el Gobierno de Brasil dará en defensa ante los ataques de EE.UU: tras solicitar la revisión de la políticas arancelarias en la OMC, Da Silva evalúa las posibilidades de conformar un “frente” internacional junto a otros países afectados, para denunciar el juego comercial de Trump.
Entre los candidatos están China e India, naciones con quienes Brasil comparte la plataforma BRICS, y cuya economía también se halla atravesando una crítica situación luego de que EE.UU les impusiera desventajosas condiciones para la comercialización en el extranjero.
Cómo continúa el caso Bolsonaro
Por su parte, la causa Bolsonaro continúa en progreso, pese a que Trump no dudó en sancionar también a uno de los jueces a cargo del proceso, Alexandre de Moraes. Esta semana, se confirmó la prisión preventiva para el líder conservador, que aún aguarda por la fecha del juicio.