El republicano arribó, hace horas, a la nación europea. Y, aunque fue recibido con honores por el Rey Carlos y el Príncipe Williams, la presencia de Donald Trump no resultó grata para parte de la sociedad londinense, que hizo eco de su malestar en protestas.
La agenda de compromisos internacionales no da respiro al líder conservador. En medio de la confrontación con Venezuela, sin resolver el conflicto entre Ucrania y Rusia y comprometido con la defensa de los intereses de Israel, Trump tiene varios frentes abiertos a los que dar respuesta.
Además, el polémico presidente planta cara a las protestas en su propio país, impulsadas por el rechazo de parte de la ciudadanía a sus políticas anti-inmigratorias. Sin embargo, estas preocupaciones no detuvieron su visita al Reino Unido, donde se reunirá con Keir Starmer, primer ministro británico.
En respuesta, el pueblo británico hizo lo suyo y salió a las calles para recordar a las autoridades la cuestionable reputación del mandatario estadounidense, sacando a relucir su historial de medidas racistas y sus antecedentes en el caso Epstein, que también afectó a un miembro de la corona de U.K.
Trump espera reunirse con Starmer
“Como saben, Carlos, que ahora es rey, es mi amigo”, comentó Trump a la prensa desde la Casa Blanca, antes de partir a Londres. Y, aprovechando la cordialidad entre ambos, que mantienen un vínculo previo a la asunción del presidente conservador, fue que Trump consiguió una segunda audiencia con Su Majestad, luego de ver a Isabel II en 2019.
Además, el mandatario hará uso de su tiempo en el país para reunirse con el premier Keir Starmer, con quien tiene asuntos de relevancia global por discutir. Se estima que el funcionario británico abordará a Trump para reivindicar su compromiso con el aislamiento de Rusia.
Según trascendió, Starmer solicitaría al líder yankee la aplicación de sanciones a Moscú y el refuerzo del apoyo a Ucrania, que está siendo asolada por el avance de las tropas de Putin. Otro punto de debate candente sería la situación entre Israel y Palestina, donde ambos políticos disienten drásticamente.
Ya que, mientras Starmer condenó el accionar bélico del pueblo israelí, y se mostró a favor de reconocer a Palestina como Estado, Donald Trump reforzó su apoyo incondicional a Israel, enviando en su representación a Marco Rubio, en estos últimos días.
Las protestas
Como es costumbre, donde va, el conservador despierta inquietudes. Y su visita a las tierras británicas no es la excepción: Desde antes de su llegada, ciudadanos que adhieren al reclamo en contra de las políticas de EE.UU. y el mensaje de la derecha norteamericana, expresaron su deseo de manifestarse y opacar la llegada de Trump.
Y, finalmente, los británicos tomaron acción y salieron a las calles para dejar en claro, con pancartas y vitoreos, lo que la figura de Trump representa para parte de la nación. “Hey, hey, ho, ho, Donald Trump se tiene que ir”, clamaron los protestantes.
“No creo que sea correcto que tengamos a Trump para una segunda visita de Estado debido a su horrible retórica, políticas y acciones hacia las mujeres y las personas de color”, expresó uno de los manifestantes al ser consultado por los motivos tras el reclamo.
Aunque, sin dudas, el accionar más contundente fue el que orquestaron 4 ciudadanos, ya detenidos, que se atrevieron a proyectar sobre la fachada de una de las torres del Castillo de Windsor una fotografía en la que Trump sale abrazado a su viejo y fallecido confidente, el repudiado Jeffrey Epstein.
La figura de Andrés
La alusión a la complicidad de Trump con los crímenes perpetrados por el magnate, que atentó contra la integridad de mujeres menores de edad, es un gesto que también advierte a la corona sobre la memoria colectiva.
Pues el duque de York y hermano de Carlos II, Andrés, fue acusado por Virginia Giuffre, una de las víctimas de Epstein, por abuso sexual. La demanda se resolvió en 2022 con un acuerdo económico y una declaración en la que, a pesar de no admitir la culpabilidad de sus actos, Andrés pidió perdón por sus vínculos con Jeffrey, que le valieron sus honores militares y privilegios reales.