El primer viaje apostólico del Papa León XIV llegó a su fin esta mañana de martes tras visitar el Hospital de la Cruz en la ciudad de Beirut, en el Líbano. Allí, junto a personal médico, religiosas y encargados en el cuidado de las personas con enfermedades psiquiátricas, el pontífice destacó la labor de los presentes en un instituto que trabaja desde hace más de 100 años para la salud, ya sea física o mental, de las personas.
Ya en el Vaticano
El Papa terminó con su gira por Turquía y el Líbano luego de una agenda cargada que los llevó a convivir con diferentes ramas de la religión en tierras que, a pesar de ser en su mayoría musulmana, mantienen un trato cordial con el Vaticano. León XIV, para inaugurar su rol al frente de la Santa Sede, pasó por lugares claves en Turquía, con visitas a la Iglesia Patriarcal de San Jorge, al Encuentro Ecuménico de la Oración, a la residencia para ancianos Hermanitas de los Pobres y más.
Además, León aprovechó su paso por la antigua Nicea, justo en el aniversario 1700 del Concilio en dicha ciudad, para pedir por la unidad del cristianismo en momentos complejos para el mundo. Marcando cercanía con todo el planeta, el viaje del pontífice sirve de símbolo para que, desde la Iglesia católica, se baje un mensaje de paz en el mundo. Su paso por Beirut tampoco fue casual en medio de las tensiones bélicas que ocupan a todo Medio Oriente.
Su última parada en el Líbano
León XIV pasó por el Hospital de la Cruz en Beirut como parte de su agenda apostólica en el Líbano. Recibido por trabajadores de la salud y pacientes con enfermedades mentales del lugar, una multitud esperó al jefe del Vaticano en la mañana de este martes. El Papa saludó a cada uno de ellos y dejó palabras interesantes donde se reciben al menos a 2 mil personas con patologías diversas para su mejor cuidado.
Mirando cara a cara a cada uno de ellos, León XIV decidió hablar y dejar palabras interesantes, pero antes aprovechó a saludar a los niños pacientes que esperaban por él. Junto a ellos, trabajadores sanitarios y religiosos se acercaron. “Están en mi corazón y en mis oraciones”, comenzó expresando el pontífice, para luego sumar: “Los animo a no perder la alegría de esta misión, aunque pueda sobrevenir el cansancio”.
Dirigiéndose a los pacientes y trabajadores que día a día forman parte del Hospital de la Cruz en Beirut, destacó su tarea en un país que, según explicaron las autoridades, las enfermedades mentales son todavía un tema callado por la sociedad. En compañía de las autoridades y de las Hermanas Franciscanas, León alzó un cuadro del beato Padre Yaacoub, conocido como fundador del hospital en el año 1919.
Luego, el Santo Padre exclamó: “No podemos olvidarnos de los más frágiles. No podemos imaginar una sociedad que corre a toda velocidad aferrándose a falsos mitos de bienestar, ignorando tantas situaciones de pobreza y fragilidad. El Evangelio mismo lo pide y nos interpela el grito de los pobres, que atraviesa también la Escritura”. A esto le sumó la obligación moral irrenunciable de los cristianos a ayudar a los pobres e inocentes.
Más declaraciones
Hablando directamente a los pacientes, antes de despedirse del Hospital de la Cruz, León XIV dijo: “El Señor, a cada uno de ustedes, les repite: te amo, te quiero y eres mi hijo. No olviden nunca esto”. Tras esto, el pontífice se retiró y pasó luego por las ruinas de la explosión del puerto de Beirut, donde más de 200 personas perdieron la vida en 2020. Allí, el Papa recibió una bufanda con los nombres de las víctimas en un año más de la conmemoración del terrible acto.
