Medio Oriente vuelve a encender sus alarmas tras la escalada de violencia entre Israel y el Líbano. En estas últimas semanas, las Fuerzas de Defensa Israelíes (FDI) reactivaron sus operaciones militares en territorio libanés contra el Hezbollah, dejando un amplio saldo de muertos y heridos. Frente al aumento de las tensiones, el Gobierno de Benjamin Netanyahu lanzó un ultimátum contra el Estado Islámico y puso el foco sobre Irán, a quien culpa de fomentar el terrorismo en esta región.
Operaciones contra el Hezbollah
Este jueves, el portavoz del Ejército de Israel, Avichay Adraee, anunció que las FDI atacarían una presunta infraestructura terrorista del Hezbollah, ubicada al sur del Líbano. “A los residentes de los edificios marcados en rojo en los mapas adjuntos y los edificios adyacentes a ellos en los pueblos de Jabaa y Pasta, permanecer en el área designada los pone en riesgo”, rezó la orden de evacuación publicada por el funcionario en sus redes.
El anuncio se produjo apenas unos días después de que se celebrara un año del alto el fuego, firmado entre las partes en 2024. De esta forma, el Gobierno judío deja entrever la fragilidad de esta tregua, algo que quedó expuesto en este último tiempo con ataques a suburbios libaneses y amplios bombardeos sobre diferentes regiones, en busca de las autoridades terroristas.
En medio del recrudecimiento de la violencia, Israel admite que hay un solo culpable detrás de todo esto: Irán, quien financia el terrorismo en el Líbano y atenta contra los esfuerzos de paz en la región. Dichas declaraciones surgieron luego de que el Gobierno libanés reconociera que no habrá ningún desarme de Hezbollah sin una decisión del Estado iraní, que orquesta la actividad terrorista desde la oscuridad.
Crecen las tensiones
Desde el Gobierno de Benjamin Netanyahu pusieron como única condición para retomar el alto el fuego que el grupo terrorista se desarme. Se trata de un pedido respaldado por Estados Unidos, que ejerce presión sobre el Estado libanés para que acelere este proceso. En medio de las presiones, el titular del Ministerio de Asuntos Exteriores, Youssef Rajji, admitió que es Irán quien tiene la última palabra, por lo que trató el tema con Abbas Araghchi, su homólogo en Teherán.
Según el funcionario, el grupo terrorista está en un proceso de rearme, en busca de recuperar y preservar poder en la región. Por ello, aclaró que las exigencias del desarme y el desmantelamiento de la infraestructura política y militar del movimiento armado son, en primer lugar, una demanda libanesa, más allá del pedido internacional. Es que esto representa un peligro directo e interno para su nación. De esta forma, rechaza las acusaciones de presunto encubrimiento.
Luego de que estas declaraciones salgan a la luz, desde el Ministerio de Asuntos Exteriores del Estado judío expresó su malestar por esta situación, dejando entrever la dificultad que representa el poder de Teherán en territorio libanés para avanzar con el diálogo por la paz. Frente a este escenario, el Gobierno de Netanyahu lanzó un tajante ultimátum, destacando que la paz nunca será posible si las cosas no cambian en el Líbano.
“La máscara está quitada. Beirut admite que las llaves del arsenal del Hezbollah están en manos de Teherán. Mientras ellos controlen las armas en el Líbano, controlan el conflicto”, reza la primera parte del comunicado oficial, publicado a través de X. Y para cerrar, aseveró: “La paz solo puede llegar cuando Líbano esté libre de la ocupación iraní”.
Muy lejos de la paz
Estas declaraciones, sumadas a los constantes bombardeos y denuncias cruzadas, confirman que las partes están muy lejos de consolidar una paz en la región. Se trata de un escenario que preocupa al mundo, ya que podría incentivar la intervención de Teherán y provocar el inicio de una nueva guerra. Recordemos que hace unos meses, el Estado judío y la República islámica protagonizaron un conflicto bélico que alcanzó dimensiones lamentables.
