Tras aterrizar en Oslo, y luego de su peligrosa salida de Venezuela para escabullirse de los vastos operativos militares de control del régimen de Nicolás Maduro, María Corina Machado finalmente concretó la rueda de prensa estipulada en el itinerario de la Semana del Nobel.
Un llamado a la paz
Presentada por el presidente del Comité Noruego del Nobel como una dama “que se rehúsa a callarse” y que aceptó el desafío de vivir en la clandestinidad, “enfrentando amenazas que quebrarían a cualquiera”, María Corina fue aplaudida por su compromiso y su valentía para defender el bien común de su patria.
“María Corina Machado es uno de los ejemplos más claros del coraje civil en la historia reciente de América Latina”, sentenció Jonas Gahr Støre, para dar paso al esperado testimonio de la activista. Sin titubeos, la vicepresidente agradeció a cada uno de los venezolanos que, dispersos alrededor del mundo, hicieron el esfuerzo de acompañarla en Oslo.
“Hoy tenía que estar aquí, y no fue fácil. Pero tantas veces me han dicho que lo que quería hacer era imposible, y lo he logrado…”, recordó.
A continuación, llamó a los ciudadanos a aunar fuerzas para dar el golpe final al régimen y reivindicar las instituciones democráticas. Para la activista, lejos de tratarse de un reconocimiento personal, el Nobel de la Paz fue una distinción a sus compatriotas, a quienes aseguró: “Vamos a demostrarle al mundo que no solo nos merecemos este pueblo, sino que esta generación pasará a la historia”.
“La paz necesita democracia, y no podemos tener democracia si no tenemos libertad primero”, defendió, instándolos a “hacer lo que se debe” con “coraje y amor” para reconstruir una nación vaticinada por los efectos de la dictadura.
La alianza con Estados Unidos
Consultada acerca de los detalles de su arriesgada salida, María Corina reconoció que recibió ayuda de los Estados Unidos para concretar la operación de partida. Además, defendió la intervención militar de las Fuerzas de Trump, luego de recordar que la sociedad venezolana agotó recursos para avanzar por la vía democrática y del diálogo, sin obtener resultados fructíferos.
A continuación, acusó a Rusia, Irán y grupos terroristas como Hezbolá de “ocupar” su país y sustentar con “sistemas criminales” al régimen, evidenciando la necesidad de extender un pedido de ayuda a otras sociedades civiles que puedan motivar la transición. “El régimen emplea como sangre de vida dinero de cosas ilícitas (…) Utilizan esos fondos para oprimir y perseguir al pueblo”, sostuvo.
Teniendo en cuenta el reciente endurecimiento de las políticas migratorias en países como Norteamérica, la lideresa pidió a las autoridades extranjeras comprender las circunstancias de vida que empujaron a miles de venezolanos a huir y acompañarlos hasta que la nación abra sus puertas para acogerlos nuevamente.
El futuro de Venezuela
Con miras a la etapa postransición, la política reiteró su plan de 100 días y ratificó su confianza en el equipo del presidente electo Edmundo González, quien tendrá a su cargo la responsabilidad de recomponer el país de una crisis económica y humanitaria.
En torno a sus prioridades para la recomposición del tejido social, la lideresa no dudó en ponderar como objetivo principal la reestructuración de las instituciones de justicia, de salud y educativas, además de la generación de las condiciones óptimas para atraer inversiones.
Sobre su retorno, María Corina aseguró que regresará al país “cuanto antes”, y no esperará a que se concrete el derrocamiento del régimen para volver al campo de batalla. “Hay que seguir preparándose para la transición y avanzando en la coordinación externa”, citó, como dos de sus labores fundamentales.
Hacia el final, la referente valoró la cruzada por la libertad como una labor de honor a las víctimas del régimen. “Ayer, cuando pude abrazar a mis hijos, pensaba en madres que no han visto a sus hijos en más de diez años”, reveló. Y garantizó que la liberación de los presos y el regreso de los hijos al hogar son el motor del proyecto.
