El presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, dio el discurso inaugural de la reunión de mandatarios del bloque sudamericano y aseguró, con bastante confianza, que en los próximos meses se consolidarán varios acuerdos, pese a la postergación de la firma del tratado con la Unión Europea.
Comenzó la cumbre del Mercosur
Con la ciudad brasileña de Foz de Iguazú, ubicada cerca de la triple frontera que comparten Argentina, Brasil y Paraguay, en el lado brasileño, el presidente carioca, Luiz Inácio Lula da Silva, dio el discurso inaugural a partir del cual comenzó oficialmente la 67.ª cumbre del Mercosur.
Durante su intervención, Lula expresó una considerable confianza en la posibilidad de concretar varios acuerdos comerciales, ya que el dirigente brasileño considera que existe un creciente interés internacional por alcanzar nuevos convenios comerciales con el bloque económico sudamericano.
Dichos tratados estarían en condiciones de firmarse en los próximos meses, lo que generaría nuevas e importantes oportunidades para el Mercosur y sus integrantes (Argentina, Brasil, Uruguay, Paraguay y Bolivia, que se encuentra todavía en período de adaptación, pero que ya forma parte del bloque como miembro con pleno derecho a voz y voto desde el 2024), en un contexto global oportuno y volátil a la par.
Asistieron a la cita los presidentes de los cuatro miembros originales: Lula da Silva en calidad de anfitrión, el presidente Javier Milei por parte de Argentina, Santiago Peña representando a Paraguay y Yamandú Orsi desde Uruguay. En el discurso inaugural, Lula aseguró que «el mundo está ávido por acuerdos con el Mercosur», aunque evitó realizar declaraciones relacionadas con el nuevo pedido de postergación de la firma del acuerdo comercial con la Unión Europea, que se esperaba fuera este sábado, y sería reprogramada para el 12 de enero debido a la falta de consenso dentro del Consejo Europeo.
El discurso de Lula
Durante su alocución, Lula da Silva recuperó el recuerdo de la declaración de Iguazú, evento que cuatro décadas atrás marcó el primer antecedente de lo que posteriormente se transformó en el Mercosur: «Esto es destacable, en un mundo donde es más fácil construir muros que puentes», comentó el mandatario carioca, a lo que agregó una dura crítica a la «intervención de una potencia extrarregional», sin hacer alusión a nadie en particular, pero dejando en claro a quién se refería al advertir que «una intervención armada en Venezuela sería una catástrofe humanitaria».
No obstante, no hay una postura oficial unificada dentro del bloque económico en relación a las tensiones crecientes entre Washington y Caracas. Sin ir más lejos, en la previa de la cumbre, los cancilleres de Argentina, Pablo Quirno, y de Paraguay, Rubén Ramírez Lezcano, reafirmaron el total apoyo de los gobiernos de ambos países a la ofensiva que el presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, está llevando a cabo en el mar Caribe, particularmente contra Venezuela.
«Maduro es un dictador y se tiene que ir», aseveró Quirno, mientras Ramírez Lezcano señalaba el «tremendo impacto en la seguridad regional» que ocasiona, según el diplomático paraguayo, la continuidad de Nicolás Maduro al mando del ejecutivo nacional venezolano, y pidió «la liberación de los presos políticos».
Sin acuerdo con Europa
Lamentablemente, el eje principal que llevó a la convocatoria de la cumbre del Mercosur en Foz de Iguazú tuvo un serio percance durante la semana, cuando la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, solicitó que se suspenda temporalmente la firma de un nuevo tratado comercial entre ambos bloques económicos, debido a la falta de consensos necesarios en el Consejo Europeo.
Esto fue recibido con creciente desilusión por parte de los cancilleres sudamericanos, que deberán esperar ahora a que la Unión Europea resuelva sus diferencias internas y así poder avanzar con la firma del acuerdo.
