22/08/2022

Argentina

Cómo convertir un velorio en un homenaje al difunto

Especialista en el estudio de la muerte tanto desde sus aspectos médicos como sociales y psicológicos, Ricardo Péculo es el hombre cuyo trabajo consiste en organizar ritos funerarios.

Se planifican planes una boda, se prepara una fiesta para un cumpleaños de 15, se arregla una celebración para un bautismo. Sin embargo, también existe la idea de planificar un velorio. Ricardo Péculo es el hombre cuyo trabajo consiste en ayudar a la gente a romper con esos temores. Le dicen "funeral planner" y hasta tiene una tarjeta personal para probarlo. 
 
Péculo es tanatólogo, es decir, un especialista en el estudio de la muerte tanto desde sus aspectos médicos como sociales y psicológicos. Tuvo una cochería y ahora se dedica a organizar ritos funerarios. Que no es sólo preparar un velorio, sino procurar que el evento sea un verdadero homenaje al difunto.
 
"Pensar en la muerte es algo bueno, aunque nadie quiera verlo así. Saber lo que uno quiere para cuando su vida se termine no significa que uno va a morirse antes. El que acepta la muerte vive mejor". Así, tajante y seguro, es este hombre. Con la misma firmeza se enoja cuando alguien dice "cajón" en lugar de "ataúd". Hay que hablar de la muerte, pero con los términos que corresponden.
 
A diferencia de la mayoría de las personas que se dedican a las cocherías y velorios, Péculo no viene de una familia de funebreros. Su hermano Alfredo, que falleció en 2008, fue quien comenzó con el negocio y él se sumó con apenas 16 años.
 
Su mamá, que tenía un bazar, no pudo evitar que el adolescente trasnochara ayudando a su hermano en los velorios. Una anécdota que le gusta contar a Péculo es cómo introdujeron en estos eventos algo que ahora es costumbre: los sandwichitos de miga.
 
"Me mandaba mi hermano con un paquete. La gente reaccionaba mal, porque en ese momento el sándwich de miga era sinónimo de fiesta. Yo decía 'está bien, los dejo acá un rato que tengo que ir a hacer unos trámites'; Cuando volvía no quedaba ni uno".
 
A eso le fueron sumando el café, los cigarrillos, aspirinas, caramelos. "Yo me pasé la adolescencia observando en los velorios qué era lo que la gente necesitaba", dice Péculo. Actualmente ya no tiene la cochería, pero sigue organizando los eventos. Además, es director del Instituto Argentino de Tanatología Exequial, en donde enseña todo lo vinculado a la preparación de los servicios fúnebres.
 
Como máximo hito en su carrera, así lo considera él, en 2006 se encargó junto a su hermano del traslado de los restos de Juan Domingo Perón desde la Chacarita hasta la quinta de San Vicente, el día en que Miguel Emilio Quiroz, alias "Madonna", tiroteó a gremialistas de la Uocra.
 
Su hija, dice, creció entre cajones, y aprendió a aceptar la muerte como parte natural del curso de la vida. Hasta su nieta lo entiende, a tal punto que cuando murió su mascota, la nena la enterró en el patio y le puso una cruz.
 
Péculo no acepta que le pregunten qué se siente vivir rodeado de muerte. "Yo no trabajo para los muertos, trabajo para las familias, los que siguen vivos", explica. Eso sí, trata, en lo posible, de no involucrarse sentimentalmente. Sobre todo cuando prepara la despedida para las muertes que considera "terrenalmente injustas", como la de un niño, o las que se producen en un accidente.
 
"Para hacer este trabajo, hay que saber psicología más que ninguna otra disciplina. A veces te insultan, te pegan. Yo sé que no es conmigo. Pero hay que saber lidiar con esas situaciones", dice.
 
Así como hay fiestas temáticas, también hay velorios que siguen un motivo en particular. Esa es la tendencia ahora, según cuenta Péculo. "Como el objetivo es homenajear al difunto, si le gustaba el golf, decoramos con pelotas de golf, si le gustaba la pesca, buscamos un estilo que la recree, y así", explica.
 
Los ataúdes también pueden ser temáticos. Los hay del cuadro de fútbol que uno elija, se le pueden colocar fotografías, se pueden pintar de algún color. Péculo introdujo también otras novedades, como cajones ecológicos para las cremaciones y lápidas inteligentes, con código QR para que uno pueda ver online información, fotos y videos del difunto.
 
"Mucha gente dice que quiere ser cremada, pero sólo para no molestar a la familia. Y no lo piensan bien, porque después ¿qué se hace con las cenizas? Nadie se las quiere llevar a casa. Y los crematorios están llenos de cenizas abandonadas", asegura el tanatólogo. E insiste: "Es importante saber lo que uno quiere para su muerte".
 
El problema es que para esto es fundamental anticiparse. "Si uno no planea una boda el día en que se casa, ¿por qué pensamos que se puede planificar un velorio el mismo día de la muerte?", dice Péculo.
 
"Eso sí: cuando no me vaya a ver más, le pedí que me creme y me lleve a casa. No quiero pasar la eternidad abandonado en un cementerio"
Él mismo ya sabe lo que quiere que hagan con su cuerpo cuando muera. "Soy tradicionalista, así que ya tengo hecho mi ataúd temático", dice mientras muestra una fotografía del mismo. En la tapa, hay una gigantografía en la que el aparece todo vestido de gaucho. "Mi mujer ya sabe que quiero que me velen en El Lazo, como a mi hermano. El lugar de entierro lo elije ella, que es la que me va a ir a visitar", cuenta. "Eso sí: cuando no me vaya a ver más, le pedí que me creme y me lleve a casa. No quiero pasar la eternidad abandonado en un cementerio".
 
La facilidad con la que habla de un tema que a tantos les cuesta mencionar le hizo ganarse otro apodo que le parece de lo más divertido. "Soy la Alessandra Rampolla de la muerte. Ella hizo que el sexo dejara de ser tabú. Yo hago lo mismo con la muerte", asegura con firmeza.. (Fuente: La Nación)



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