Opinión
Alimentos héroes un día y villanos al siguiente (y viceversa)
El café, el chocolate, los huevos pasan de buenos a malos en cuestión de días, de tal suerte que, quien quiera consumirlos tranquilamente, debe consultar el último informe aparecido en los diarios, pues podría estar envenenándose sin saberlo. De golpe y porrazo, pasan de enemigos públicos número uno a benefactores de la humanidad y viceversa, sin transición y siempre según estudios médicos internacionales bastante serios, según dicen.
Son seguidas las reseñas dando vuelta la tortilla: quien dejó de leer los informes médicos periodísticos durante dos semanas, podría estar en peligro de dañar su hígado, con lo mismo que anteayer le hacía bien.
Cabe otra posibilidad: en su afán por sintetizar la información en un título, quizás los periodistas buscan la parte espectacular de la noticia. Uno termina creyendo lo que quiere. Y resuelve: “Ah, mirá, ahora el huevo hace bien”.
El mundo simple no existe: la carne asada es buena para unos y mala para otros, lo mismo si es hervida; la leche de vaca descremada está contraindicada para los niños, mas no para todos. Un vaso de vino lleva a malestares del estómago o es recomendada fuente de bienestar. El cuerpo humano no es una máquina y por lo tanto responde a humores que están fuera del conocimiento de la gente común, usted, en caso de no ser médico y yo, pues efectivamente no lo soy.
La relación entre alimentos y periodismo da para mucho. Aquí dejo esbozado el problema así cada uno saca conclusiones: piense parecido, esté de acuerdo o en descuerdo, es lo de menos. Y ahora los dejo amigos: me voy a merendar con leche de coco. ¿Cómo dice?, ¿la leche de coco no es leche? Capaz que tiene razón, pero se me terminó el espacio. Otro día la seguimos.