10/10/2021

Opinión

Los vikingos son puro cuento, acá somos de España

Escribe Juan Manuel Aragón - (Especial para El Diario 24).
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Los vikingos son puro cuento, acá somos de España

¿Qué es descubrir? El diccionario de la Real Academia Española desburra: Es manifestar, hacer patente; destapar lo que está tapado o cubierto; hallar lo que estaba ignorado o escondido, principalmente tierras o mares desconocidos; registrar o alcanzar a ver, venir en conocimiento de algo que se ignoraba. Más claro, échele soda.

Hay quienes, en su odio a España, sostienen que América fue descubierta por los vikingos. Muestran unos leves indicios que, con mucho esfuerzo y poniéndole muchas ganas, podrían llegar a ser débiles pruebas de su presencia en América. Hay quienes sostienen que llegaron al Perú e, incluso pasaron por Tucumán, Santiago y quizás más al sur también. Pero son teorías sostenidas por épicos relatos sin comprobación, dudosos mapas, supuestas inscripciones precolombinas, coincidencias en la construcción de naves, fotos de indiecitas paraguayas, cosas así.

Lo cierto es que la descubridora de América fue España, pues le sacó el velo, la mostró al mundo, la hizo conocida, la puso en los mapas y se fundió con ella en un abrazo de culturas que todavía persiste. Mientras los ingleses solamente establecían puertos y mataban nativos a mansalva, nuestra reina, Isabel la Católica, promovía los casamientos entre españoles e indias. Se debe recordar que, a Santiago del Estero, primera ciudad fundada en lo que luego sería la Argentina, las primeras mozas casaderas españolas, llegaron cien años después de 1550. Había habido españolas antes, pero muy poquitas. Mientras tanto, los changos no perdían el tiempo, se casaban con indias, hacían hijos con ellas y somos nosotros.

Oiga, si cavando en el fondo de casa, hallo huesos de un gliptodonte y vuelvo a tapar el hoyo sin contarle a nadie, no he descubierto nada: solamente he visto lo que había bajo tierra. En cambio, si aviso a los vecinos, al periodismo, a las autoridades del museo arqueológico, será un descubrimiento, porque no me guardé el recuerdo de lo hallado para contárselo a mis hijos cuando sean grandes, a mis nietos, en un relato que se perderá en los pliegues de la familia, sino que trascenderá en el tiempo.

Pero hay gente que tiene tan envenenada la cabeza con la propaganda que ha hecho la leyenda negra antiespañola, que saldrá a replicar esta nota con las historias del “genocidio” de españoles matando a millones de indios sólo por su sed de sangre y de oro. Ya van a ver, son puntuales para caer sobre los que no piensan igual y descalificarlos con sus epítetos de odio falaz y marxistoide. Si Marx resucitara, ¿sabe qué?, les tiraría con El Capital por la cabeza, pues pocos pasaron de la página 50, si lo agarraron alguna vez.

Juan Manuel Aragón

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