12/05/2017

Hace dos años que la dejó en estado vegetativo y aún no se tomaron declaraciones

Macarena Mendizabal alumna de la UCA fue chocada por un corredor de autos. Fue internada otra vez por sufrir un shock séptico.

José Luis Mendizabal, de 55 años, golpea suavemente la mesa ante el dolor de lo inconcebible: el hecho de que su hija Macarena, de 23 años, que hasta 2015 estudiaba psicología en la Universidad Católica Argentina (UCA), esté internada una vez más, tras haber sufrido un shock séptico durante la internación domiciliaria que su familia había logrado a partir de febrero de este año, después de haber pasado más de 500 días en distintos hospitales.

Consecuencia de un accidente sufrido en 2015. José Luis recuerda entonces que ya en febrero Macarena utilizaba una silla postural por no poder sostener su cabeza voluntariamente y que, desde ese fatídico accidente, nunca más pudo volver a conectar con la realidad. 

Aunque a los 20 días del accidente Macarena ya respiraba por sus propios medios, dos semanas atrás fue internada nuevamente en grave estado y hoy está conectada a un respirador.

Más de dos años después del accidente, aún no hay condenados por el hecho. El proceso judicial avanza lento y ni siquiera se tomó declaración indagatoria a los involucrados. 

No obstante, el principal sospechoso de ser el responsable del accidente es quien conducía el auto que impactó contra ellos, un Honda Civic Si que, según pudieron reconstruir los padres de Macarena, venía haciendo zig zag desde la puerta del boliche Jet y habría cruzado un semáforo en rojo a alta velocidad cuando impactó contra el auto de su hija.

"Él se llama Santiago Edgardo Silvoso. Aparecieron chicos que vieron a este hombre haciendo zig zag a alta velocidad. Le hicieron el test de alcoholemia y dio positivo, tenía 1.46 de alcohol en sangre. Estuvo un día preso y después lo largaron", comenta.

"Es un muchacho que no es tan muchacho, creo que hoy tiene 39 años, era corredor en ese momento de Fórmula 4 Metropolitana, un empresario, que nunca lo conocimos porque jamás se acercó a nosotros", agrega Mendizabal, mientras explica que "según lo manifiestan siete testigos que declararon en la causa" Macarena y Sala Giménez estaban cruzando un semáforo en verde en Obligado y Pampa cuando "un Honda Civic Si, un auto que viene originalmente casi de carrera, los embistió del lado del conductor".

Entonces, explica: "Sabemos que por la fuerza misma de la inercia, por la fuerza que se produce en ese momento, el cerebro de Macarena giró adentro del cráneo provocándole lo que se llama daño axonal difuso". Esa madrugada -dice- cuando su hija fue derivada al hospital Fernández dos médicas se negaron a operarla por el grave cuadro que presentaba. "Pero apareció un tercer neurocirujano, Victor Castillo, que decidió operarla y le salvó la vida. Ahí nosotros estuvimos 44 días, le tuvieron que practicar una craneotomía, le sacaron gran parte del cráneo para descomprimir la gran infección que tenía".

Del Fernández Macarena fue derivada al hospital Italiano, en San Justo, partido de La Matanza -los Mendizabal son de Ramos Mejía-, luego, a una clínica de rehabilitación donde permaneció muy poco tiempo y, por último, antes de la internación domiciliaria, al Fleni (Fundación para la Lucha contra las Enfermedades Neurológicas de la Infancia) de Escobar, donde pasó 412 días. No lo hizo sola, sus padres siempre estuvieron con ella.

A partir del 12 de febrero de este año, y tras remodelar la casa íntegramente para adaptarla a su hija, la familia había logrado la internación domiciliaria de Macarena, que durante el día, en su silla postural, era integrada a la vida familiar. Esa fue la política que el Fleni les inculcó: "Los pacientes se levantan, no están en la cama", también, que Macarena debía tener un orden marcado por rutinas.

"Así estuvimos bien hasta hace 15 días cuando producto aparentemente de un colapso de un pulmón con una neumonía Macu llegó acá casi muerta con muy poca presión arterial", explican, sentados en la confitería del hospital Italiano de San Justo, donde está internada Macarena. Las abuelas contemplan la entrevista emocionadas y de manera inconsciente hacen gestos de negación con la cabeza. No pueden, aún, asimilar las dolorosas palabras que escuchan.

Cuando Macarena ingresó al hospital había sufrido un shock séptico, una infección generalizada que produce una falla multiorgánica dado que la sangre no llega a todo el cuerpo. Ese día debieron drenar uno de sus pulmones. "Ese pulmón sigue colapsado, no expandió a donde debería haber expandido, pero bueno... está tratando de pelearla como lo hizo toda la vida porque es un toro; y porque tiene muchas ganas de vivir", dice su padre, que se emociona sobre el final de la oración.

Los médicos, cuenta Aruj, les dicen que se trata de un "cuadro neurológico irreversible". "Todo lo que es neuronal, y el cerebro también, es un misterio y la realidad es que uno sigue luchando con la esperanza de que ella pueda llegar a conectar. Al principio las expectativas eran que Macarena con dificultad pueda llegar a caminar, ahora ya ni siquiera pensamos en eso, lo que queremos es que ella tenga calidad de vida hasta el último día de su vida y, segundo, que pueda manifestar lo que le pasa".

"Para los médicos, donde tiene la lesión Macarena es en el agujero negro de la medicina del mundo -dice su padre-. La realidad es que ni siquiera en el Fleni -que es un lugar de excelencia- nadie se la pudo jugar a decir `ésto es para toda la vida´ ni nadie se la pudo jugar a decir que no lo era".

La causa está radicada en el juzgado en lo Criminal y Correccional 59, a cargo del juez Omar Osvaldo Fende, de la Ciudad de Buenos Aires. La Fiscalía es de Saavedra y está a cargo de Katok.

El 25 de mayo a las 16 harán una marcha en Avenida de Mayo y Rivadavia, en Ramos Mejía, para pedir justicia por Macarena. "Lo único que queremos saber es la verdad", reclama su familia.