06/11/2017

Conocé la historia de la ballena que aprendió a comunicarse con delfines

Luego de ser separada de sus congéneres, si bien le costó al principio, finalmente se adaptó a su nuevo ambiente.

En 2013, el delfinario Koktebel de Crimea recibió una nueva huésped, una ballena beluga (Delphinapterus leucas) que que no podía comunicarse con ninguno de sus nuevos compañeros, todos delfines de nariz de botella (Tursiops truncatus). Pero aprendió y adoptó el idioma de los delfines con los que comparte espacio.

La beluga, que cuando cambió de casa tenía cuatro años, comenzó a hacer silbidos propios de los delfines tras poco tiempo de convivencia. Lamentablemente, esto significa que ella dejó de emitir gradualmente los sonidos de su especie. Lo particularmente interesante es que reprodujera silbidos característicos de cada delfín.

El equipo, que ha publicado los resultados de su observación en la revista Animal Cognition, grabó más de 90 horas de audio que muestra que en los primeros días del delfinario, la ballena hacía sonidos típicos de su especie, pero dos meses después, se pudo comunicar como un delfín.

Sin embargo, sus nuevos amigos no hicieron el mismo esfuerzo por entenderse con ella. Se encontró solo un caso en el que los delfines producían llamadas cortas que se asemejaban (pero no eran idénticas en los parámetros físicos) a las de la beluga. Esto probablemente se debió a las diferentes condiciones sociales de las dos especies. La beluga, un animal social, era la única de su clase, lo que quizá impulsó esa voluntad de adaptarse para encajar.

Lo que no queda claro es si la ballena solo imita los sonidos o si, por el contrario, entiende el lenguaje de los delfines. En cualquier caso, los investigadores afirman que, incluso si ella no comprende lo que significan los sonidos que emite, obtiene un beneficio social importante de aprender la jerga local.

Experimentos más recientes han demostrado que incluso se les puede enseñar a imitar sonidos artificiales generados por ordenador. Además de grandes imitadoras y de sus potenciales habilidades sociales entre especies, las ballenas beluga podrían ser las únicas candidatas a arrebatarle al narval el primer puesto en ecolocalización, o la habilidad de ver y ubicarse a través del sonido, con el sónar más preciso y con mayor detalle del reino animal.