Tomaron 30 veces las huellas dactilares a Pérez Corradi por el estado de sus dedos

Tuvieron que tomarle 30 veces las huellas dactilares a Ibar Pérez Corradi por el estado de sus dedos quemados. "Me llenaron los dedos de tinta", dijo durante su indagatoria del jueves el acusado de ser el autor intelectual del triple crimen de General Rodríguez.

Cuando Pérez Corradi fue detenido hace tres semanas en Foz de Iguazú, en Brasil, tras estar cuatro años prófugo, lo primero que llamó la atención fueron sus manos. Se había quemado los 10 dedos para borrar sus huellas dactilares y así burlar todo intento de identificarlo en caso que fuera detenido. La ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, dijo que el prófugo pagó 50 mil dólares para que le borren las huellas.

A través de las huellas dactilares es la forma más rápida de conocer la identidad de una persona. Con Pérez Corradi iba a ser difícil. Pero el trámite hay que cumplirlo y por eso cuando llegó esta semana al país extraditado desde Paraguay la orden fue que se le tomen la mayor cantidad de muestras de sus dedos para tener más chances de obtener alguna línea que luego pueda servir para hacer el cotejo.

Así fue como los oficiales de Gendarmería hicieron 30 juegos de huellas dactilares de Pérez Corradi. Quienes tuvieron acceso a ese informe señalan que algunas rayas de los dedos se pudieron obtener. Ahora deberán ser cotejadas. Para eso, y tener más certeza, se deberá determinar si hay alguna huella digital de Pérez Corradi en el registro de las personas.

¿Si el resultado da negativo Pérez Corradi podría alegar que no es él y pedir la nulidad de su detención? Primero fue el propio Pérez Corradi quien reconoció su identidad. Pero además la Justicia cuenta con una pericia de rostro que confirma que es él. En esa pericia se analizaron partes de la cara de Pérez Corradi, como sus orejas, lunares y determinadas características especiales, que confirmaron que era él.

Por otra parte, siempre está la instancia de analizar los dientes –otra manera de identificar a una persona cuando no se puede hacer por las huellas– o realizar un examen de ADN con alguien de su familia.