Liberarnos de la lógica binaria para entender a Francisco

La aplicación de principios de percepción o de análisis de tipo binario o dicotómico constituye una característica propia del pensamiento occidental. En efecto, no hay pieza periodística o producto comunicacional que no construya el sentido desde un esquema binario. Ni hablar de los análisis que dan cuenta por estos días de la visita del Papa Francisco a Chile y no a su Argentina natal.

Una inmensa mayoría del abanico mediático - comunicacional se ha encargado de defenestrar cierto “papopulismo” alegando resistencia y rechazo por parte de Jorge Bergoglio hacia las políticas “neo” del gobierno nacional. Y, contrariamente, muestran al líder religioso más afín a ideas y personajes de la etapa política anterior.

Este mismo epítome o análisis de versus u opuestos (a una realidad se le opone, por oportunismo, otra) fue y sigue siendo utilizado para la representación social de los pueblos originarios del sur de nuestro país: muerto/asesinado; enfrentamiento/persecución; grupos radicalizados/mapuches. Y así, puede citarse una larga lista de históricas dicotomías: capitalistas/proletarios, izquierda/derecha, rural/urbano, sagrado/profano, etc.

Ciertamente las dimensiones clásicas y modos de análisis de base dicotómica no sólo son inapropiados o deficitarios, sino que empobrecen aún más el limitado debate público.

Superar este deterioro cultural y social implica insoslayablemente la superación del binarismo con que se analiza -en este caso- hasta el último gesto, palabra y silencio de Francisco. Todo esto en pos o en beneficio de las exigencias de un enfoque intercultural.

Es acuciante una mirada ternaria, una bifurcación al limitado y chato debate en torno a Francisco que coadyuve al corrimiento de todo esquema binario utilizado desde antaño por los poderes concentrados para doblegar, imponer, manipular, estandarizar, amalgamar la diversidad.

Salirnos de la lógica binaria nos permitirá aclarar y saber que el Papa Francisco, con sus limitaciones y contradicciones (personales y las que aún prevalecen en la milenaria santa-pecadora estructura eclesiástica), interpela con un mensaje sociopolítico-cultural novedoso, una coherente y ampliamente razonada propuesta sociopolítica denominada ‘Cultura del Encuentro’.

Salir de la lógica binaria también implica liberar y burlar el dispositivo de la posverdad. Una “verdad” repetida, reiterada, insistente, reproducida que exacerba las emociones. Una “mentira” (Francisco ve en Peña al mismísimo diablo) repetida, reiterada, insistente, reproducida… manipula las emociones.

Una lectura ternaria y un enfoque intercultural de los medios y sus mensajes son necesarios para no sucumbir a la colonización de las consciencias, al sometimiento de la subjetividad, al aplanamiento de la razón.

Dicho en #ModoFrancisco en su paso por Bolivia hace dos años: (…) “la concentración monopólica de los medios de comunicación social, que pretende imponer pautas alienantes de consumo y cierta uniformidad cultural, es otra de las formas que adopta el nuevo colonialismo. Es el colonialismo ideológico”.