La madre de Fernando Báez Sosa compartió recuerdos en el día que cumpliría 22 años

Después de haber pasado casi un mes en la ciudad de Dolores y tras el veredicto del Tribunal Oral en lo Criminal N°1 que declaró a los acusados culpables del asesinato de Fernando Báez Sosa, Silvino y Graciela volvieron a su departamento de dos ambientes en la Avenida Pueyrredón al 1800 en el barrio de Recoleta en la madrugada del 7 de febrero.

Al llegar, la pareja quedó sorprendida al encontrar rosarios, flores, estampas y otros objetos que las personas habían dejado en la puerta del edificio en honor a Fernando. 

Graciela todavía emocionada, cuenta que al día siguiente, ella y su marido fueron al Cementerio de la Chacarita, donde descansan los restos de su hijo, para pasar un tiempo con él.

Solo queda vivir de recuerdos

Este 2 de marzo, los padres de Fernando Báez Sosa, el joven brutalmente asesinado a golpes en la puerta del boliche Le Brique el 18 de enero de 2020, en Villa Gesell, conmemoran el día en que su hijo hubiera cumplido 22 años.

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Han pasado 24 días desde que los ocho rugbiers fueron condenados, pero para los Báez Sosa, el dolor sigue latente. "La gente nos decía que después de la sentencia tendríamos algo de paz, y sí, se siente un poco de paz, pero nada ha cambiado demasiado porque nuestro hijo no está y no va a regresar", dice Graciela Sosa.

Ella recuerda cómo solía preparar la comida que le gustaba a Fernando y celebrar su cumpleaños en familia y con amigos en la Plaza "Emilio Mitre". 

Aunque hoy en día, el plan es visitar la tumba de su hijo y llevarle algunas flores, ya que no hay más celebraciones de cumpleaños. Además, ella se dedica a buscar en sus archivos fotográficos y rememora momentos compartidos en familia durante los cumpleaños anteriores de su hijo.

“Fer quería hacerlo en un salón de fiestas. Buscamos algunos lugares y fuimos a verlos, pero como ninguno lo convenció al final decidió celebrarlo en la plaza cerca de casa. Le preparé una torta, cosas ricas para comer y le llevé todo para allá. Pusimos unas lonas para que pudieran sentarse en el pasto tipo picnic y disfrutar de la tarde. Lo pasaron muy lindo. Yo no me quedé porque a la noche había un segundo festejo en casa con sus compañeros de la primaria. Después de cenar fueron a tomar helado, que es lo que a él más le encantaba“, cuenta Graciela.

Y sigue: “La verdad es que extraño muchísimo a Fernando. Es muy duro que el día de su cumpleaños no pueda decirle: ‘Feliz cumple, mi amor’, como siempre lo hice. Es muy duro aceptar que solamente podré ir a llevarle una flor al cementerio y volver a casa. Trato de estar de pie igual que Silvino. Somos dos infelices que, a veces, no sabemos qué decirnos. Nos miramos y así pasamos el día”.