Argentina
Sociedad
El Padre Grassi obtiene su título de abogado y apelará su sentencia en breve
Julio César Grassi, condenado por delitos de abuso sexual agravado y corrupción de menores, se encuentra cumpliendo su sentencia en la cárcel de Campana, donde ocupa una celda individual en el pabellón N°6 de la Unidad Penitenciaria N°41.
A pesar de los ruidos que provienen del resto de los reclusos, el cura dedica su tiempo a la lectura de un libro de Derecho Penal, demostrando una gran concentración en su estudio. A través de los años, ha logrado continuar su formación académica y se ha recibido como abogado en la Universidad Siglo XXI, especializándose en la actualidad.
A pesar de que su condena se extenderá hasta el 30 de mayo de 2028, fecha en que vencerá su sentencia, sigue manteniendo su postura de inocencia y apela a todas las instancias necesarias para demostrarla.
En la cárcel, Grassi convive con otros presos conocidos como el ex boxeador Rodrigo "La Hiena" Barrios y el femicida Fernando Farré, manteniendo una conducta intachable y sin conflictos.
Aunque sus abogados han apelado la decisión de la Cámara de Apelaciones de Morón de ampliar su condena por dos años más, por ahora el recurso de queja presentado ante la Corte aún no ha sido resuelto.
Libertad condicional
A pesar de que cumple diez años de detención en mayo y ya ha cumplido dos tercios de su condena de 15 años, lo que le permitiría solicitar la libertad condicional, el cura Grassi no está ansioso por ello y dice que todavía falta para ese momento.
Aunque la libertad condicional no se otorga a personas condenadas por delitos contra la integridad sexual desde 2017, la modificación al Código Penal no se aplica en su caso porque fue condenado antes. Esto se debe al principio de la ley penal más benigna.
El cura pasa sus días estudiando Derecho y no tiene intención de representarse a sí mismo. Nunca trabajó ni se involucró en actividades laborales mientras estuvo en la cárcel. Grassi se mantiene en contacto con sus hermanos y algunas personas que trabajaron en la fundación durante su gestión, y solía hacer oraciones con sus compañeros de pabellón en las fiestas, pero ya no oficia misas debido a la sanción del ex obispo de Morón, monseñor Luis Eichhorn, quien le prohibió el ejercicio del ministerio sacerdotal y cuya confirmación sigue en vigor por parte de la Corte.
Además de la decisión a nivel nacional, el Vaticano inició una investigación sobre las acusaciones contra Grassi, y envió un informe a la Congregación para la Doctrina de la Fe. Fuentes eclesiásticas afirman que la suspensión de Grassi es una pena muy dura, y que la reforma de la justicia canónica permite a la Iglesia actuar de oficio, incluso si no se presenta una víctima, y también investigar a sacerdotes fallecidos y denunciados.
Las innumerables denuncias de abuso sexual contra niños, niñas y adolescentes por parte de sacerdotes han puesto a la Iglesia en una difícil situación. El confesor del cura Grassi en la cárcel, Eduardo Lorenzo, se suicidó en la sede de Cáritas de La Plata en diciembre de 2019 después de ser detenido por ese delito.