10/05/2016

Sucesos

Robledo Puch salió del penal Sierra Chica tras 44 años de prisión

El "Ángel Negro", que en 1972 asesinó a once personas, se dirigió a San Isidro para ser sometido a pericias psicológicas. "Los estudios son por su deteriorado estado de salud" aseguraron.

Carlos Eduardo Robledo Puch saldrá del penal de Sierra Chica tras 44 años de prisión ininterrumpida. Sucede que el "Ángel Negro", quien asesinó a once personas mientras dormían, será trasladado a San Isidro para ser sometido a pericias psicológicas. "Los estudios son por su deteriorado estado de saludo" aseguró una fuente judicial.

Hasta último momento temieron que se negara, ya que explicaron que "tiene terror de viajar en la ruta y sufrir un accidente. Además le tiene pánico a los periodistas". Una fuente judicial de San Isidro aseguró que el resultado de los estudios estaba cantado. "Seguro le darán mal, creo que este traslado es más que nada para hacer un poco de circo".


Robledo fue llevado a la asesoría pericial de San Isidro, en las calles Tres de Febrero y Moreno. Llegó esta madruda. El asesino múltiple más famoso de la historia criminal argentina volvió al barrio después de 44 años. San Isidro lo encontró calvo y encorvado, una sombra de aquel joven colorado de ojos claros que impactaba por su belleza angelical. 


"Los estudios son por su deteriorado estado de salud, no quiere decir que se esté analizando su libertad. Pidió la pulsera electrónica", dijo la fuente.


A esta altura, Robledo Puch sabe que ningún juez lo quiere liberar. Lleva preso 44 años. No hace mucho pidió que le dieran la inyección letal. El llamado "ángel negro" pide su libertad desde hace diez años. Pero esta vez no hizo el pedido ante un juez de San Isidro. Fue mucho más lejos: hace dos meses le mandó una carta a la gobernadora María Eugenia Vidal para pedirle que le gestione un indulto ante el presidente Mauricio Macri.


“Robledo se la pasa escribiendo cartas al Papa y a los políticos. En una época le mandaba escritos a Jorge Lanata. Esta vez le escribió a Vidal para que interceda ante Macri. No sabemos si a ella le dieron la carta, pero tenemos una copia porque él nos la mandó”, dijo una fuente judicial de San Isidro, donde está el expediente. “No vamos a darle la libertad porque sigue siendo peligroso para la sociedad”, dijo un camarista.


“Gobernadora Vidal: yo no he matado ni lastimado jamás a nadie. Apelo a su razonamiento humanitario más allá de toda ley o empirismos, la cual ha convertido mi pena en una condena inexorablemente perpetua, en el sentido de que sólo se agotaría con la muerte física en prisión, lo que impediría la reincorporación a la sociedad”, dice un fragmento de la carta.


Lo llamativo es que cuando lo citan en los Tribunales de San Isidro para ser sometido a pericias psicológicas, Robledo siempre pone una excusa. "Una vez mandó un certificado médico en el que decía que no podía salir de la cárcel porque tenía asma. El mismo le falsificó la firma al médico. Y hace unos días fue citado otra vez y dijo que no pensaba salir porque andar en auto le da pánico. Él mismo boicotea sus salidas", dijo una fuente judicial.


“Saber que voy a morir acá adentro, en esta ratonera inmunda, es la peor condena”, le dijo Carlos Eduardo Robledo Puch, el “ángel negro” que en 1972 mató a once personas, a un compañero de pabellón. Es el detenido más famoso de la cárcel de Sierra Chica. Lleva 43 años preso y lo más probable es que siga mucho tiempo más tras las rejas. En 1980 fue condenado a prisión perpetua por tiempo indeterminado.


El Tribunal de Casación Penal bonaerense rechazó ayer un nuevo pedido de otorgamiento de libertad presentado por  Robledo Puch, quien tiene 63 años. Es la sexta vez en cinco años que la Justicia le niega la posibilidad de salir. “No reúne las condiciones para el reingreso al medio libre”, argumentaron los jueces de la Sala III de Casación, Ricardo Borinsky y Víctor Violini.


Robledo pasó más tiempo adentro de una cárcel que fuera de ella. El asesino vive solo en una pequeña celda del pabellón 10. “La extraño mucho”, dice sobre Kuki, la gata de 12 años que dormía con él y se escapó. Escucha una vieja radio y tiene un televisor blanco y negro. Mira los canales de noticias y películas de acción. “Habría que prohibir a Tinelli porque degrada la moral y las buenas costumbres”, dijo sobre el conductor del programa más visto del país. Aunque una vez se enojó porque hicieron un chiste con él, le gusta mirar a Capusotto. Cuando cayó detenido, muchas mujeres le escribían cartas porque querían conocerlo o tener una visita íntima.


Por las noches, escribe discursos peronistas y sigue una especie de diario de sus días de encierro. Es fanático de Juan Domingo Perón: tiene los libros de sus discursos, “La comunidad organizada” es su libro de cabecera y hasta imita al general. “Voy a hacer un llamamiento a los jóvenes. Y pienso suceder a Perón”, dice con la voz impostada. “Se cree Perón”, dijo una de las psicólogas que lo examinó hace dos años.


El primer intento de Robledo Puch por conseguir la libertad fue en 2013. Pero la Justicia se la negó porque consideró que era “altamente peligroso” para la sociedad.


“Sólo robé. Y lo hice porque era un Robin Hood idealista”, dijo Robledo Puch. Siempre negó haber matado. Lo hacía a sangre fría: por la espalda o mientras sus víctimas dormían. Las historias que se cuentan del famoso asesino son insólitas. Una vez se puso antiparras, una sábana como capa y prendió fuego parte del taller de carpintería al grito de “¡soy Batman!”. En 1982 le mandó una carta al general Leopoldo Galtieri en la que se ofrecía para combatir en las Islas Malvinas.


Robledo no suele hablar con sus compañeros. Los guardias lo tratan como una mascota. Le dan comida, le llevan diarios o revistas. Hace unos meses pensaron que se había escapado, pero lo encontraron escondido en un techo, con un plato de comida. 


Ningún juez quiere liberar a Robledo Puch. “Estoy solo en el mundo, nadie viene a verme”, dice entre lágrimas. Eso no conmueve a los jueces. No olvidan que cuando el famoso asesino fue condenado, en 1980, miró a los jueces y les dijo: “Algún día voy a salir y los voy a matar a todos”. Ese día nunca llegara.








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