13/06/2021

Opinión

Polarizas los vidrios o saludas: las dos cosas no se puede

Escribe Juan Manuel Aragón - (Especial para El Diario 24)
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Polarizas los vidrios o saludas: las dos cosas no se puede

Me molestan los vidrios polarizados, el colmo de la avaricia. Del tipo que no quiere regalar ni su imagen. Vivo en una ciudad chica y conozco algo de gente, a veces suelo ver una mano saludándome desde un auto. Pero no voy a ponerme a adivinar quién va adentro, que se joda.

Si te quieren robar no sirve para nada. Ponele: polarizo los vidrios de mi Renault 12 modelo 84, chapa saltada, paragolpes torcido y medio herrumbrado, bollo en el baúl, ¿quién lo va a querer? Respuesta: nadie.

Pero si voy en un Mercedes Benz último modelo, con los vidrios del todamente oscuros, los vecinos lo van a envidiar, mi jefe se preguntará de dónde saqué plata para comprarlo y los ladrones, obviamente, querrán sacármelo de las manos.

¿El hecho de ignorar quién va adentro del auto, puede atajar a los ladrones? Quizás, pero solo un poquito. Si están dispuestos al asalto, lo intentarán a como dé lugar. Si en un semáforo me apuntan con el chumbo a la cabeza, se los entrego mansito y de yapa les aviso que tiene poca nafta (es de ratones tener un Mercedes a gas).

Mis amigos están avisados. No voy a forzar la vista para mirar quién viene en un auto con el parabrisas negro. Si voy en la bicicleta y me tocan la corneta, haré lo de siempre en esos casos, les pegaré una puteada, por las dudas. Total, para pedir disculpas siempre hay tiempo: “No te he visto, amigo; creía que era el boludo de la Amarok, enojado porque al pasar se la rayé”.

Juan Manuel Aragón                   

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