07/02/2019

Argentina

Alarma en el Banco Central: las cifras comienzan a acercarse a las de la última corrida cambiaria

Las tasas de interés de las Letras de Liquidez se redujeron diez puntos en el último mes. Las Pymes esperan recibir buenas noticias.
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Banco Central de la República Argentina.

En el pasado mes de agosto, mientras el por entonces presidente del Banco Central, Luis Caputo, veraneaba en una playa de Brasil, el dólar superaba los 40 pesos y se producía una corrida cambiaria que hacía tambalear al gobierno de Mauricio Macri.

Ahora, las tasas de interés de las Letras de Liquidez del Banco Central se redujeron diez puntos en el último mes. La coyuntura de un mercado cambiario anestesiado por el ingreso de dólares desde el exterior y el mejor clima financiero para la Argentina fueron las señales que necesitó la autoridad monetaria para comenzar a acelerar el recorte en el rendimiento de Leliq. Esa tasa ya perforó el 50% y se acerca al nivel que tenía a fines de agosto, previo a la última gran corrida hacia la divisa.

La licitación de ese instrumento de deuda, que el Banco Central negocia exclusivamente con entidades financieras, arrojó este miércoles como resultado un rendimiento promedio de 48,80%, más de un punto inferior al valor que tuvo un día antes. De esta forma, la tasa de referencia de la economía argentina bajó unos cinco puntos solo en febrero.

La reducción paulatina de esta tasa es la noticia que esperan las empresas, principalmente las pymes, para poder retomar el acceso al crédito y volver a mover la actividad productiva, hasta hoy congelada. La tasa a la que pueden financiarse, que en mayor medida es la de adelantos en cuenta corriente, todavía se mantiene alta, en torno del 57%, pero retrocedió cuatro puntos en un par de semanas, de acuerdo a datos del BCRA.

Y este es en particular el dato que observan con especial atención desde el Ministerio de Hacienda. Si bien la tasa de política monetaria acelera su curso descendente, el pulso de la recuperación económica la marcará el costo que tenga el dinero para las pequeñas y medianas empresas y, en otro aspecto, el acceso que puedan tener los consumidores a créditos personales y al financiamiento vía tarjetas de crédito.

Los préstamos personales, muchas veces destinados al consumo, tienen un costo de 63%, mientras se estima que las tasas de financiamiento de las tarjetas de crédito aún ronda el 130%, siempre en términos anuales.

El hecho de que la entidad que dirige Guido Sandleris pague menos a las entidades financieras por las colocaciones de Leliq provocó que a su vez esos bancos retribuyan con menos tasa a los plazos fijos. Actualmente el rendimiento de los depósitos a 30 días ronda el 40%, unos diez puntos porcentuales menos respecto a octubre, cuando comenzó el nuevo esquema monetario.

El Gobierno intentará mantener el equilibrio entre la tasa real positiva -que supere a la inflación- que otorguen los plazos fijos y una baja sostenida del rendimiento de las Leliq. Una caída muy marcada en la rentabilidad de los depósitos podría hacer renovar la demanda sobre el tipo de cambio.

La escalada en las tasas de interés fue el costo que eligió pagar el Gobierno para contrarrestar la corrida hacia el dólar que comenzó a fines de abril y tuvo su último episodio en los últimos días de agosto. En esa ocasión la divisa llegó a valer más de $41 y forzó a la Casa Rosada a buscar con rapidez un segundo acuerdo con el Fondo Monetario Internacional que asegure el abastecimiento de dólares en un contexto de salida de fondos.

La tasa de política monetaria, de hecho, ya se encuentra en niveles cercanos a ese último episodio de estampida contra el peso. El 29 de agosto el entonces presidente del Banco Central, Luis Caputo, decidió subir la tasa de interés de los pesos de 45% a 60%, con el compromiso de mantenerla en ese nivel hasta diciembre. Una vez cumplido ese plazo, la tasa de las Leliq comenzaron a bajar lentamente hasta que arrancó una pendiente más marcada en la segunda mitad de enero.

En los próximos días, de mantenerse la tendencia, el BCRA podrá entonces haber regresado, en términos nominales, a tener la tasa de interés que regía la economía argentina antes de la última devaluación que preparó el terreno para la recesión actual. (tn.com.ar)

 

 




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