03/07/2021

Culturas

Arrasamos con los bosques y con el kakuy

Escribe Juan Manuel Aragón - (especial para El Diario 24)
Arrasamos con los bosques y con el kakuy | El Diario 24 Ampliar (1 fotos)

Bosque de rehache, Santiago del Estero

Matías Llodrá, del departamento Jiménez, murió un día de la década del 90, en Sol de Mayo, departamento Jiménez. Fue durante muchos años encargado de esa finca, al modo antiguo, con patrones de carne y hueso y no empresas anónimas porteñas o quién sabe de dónde.

Sol de Mayo tenía unas 4000 hectáreas de tierra y Llodrá lo conocía como la palma de su mano. Lo había recorrido a pie, de a caballo, en mula, en sulky, en zorra.

A pesar de ser nacido y criado en esos pagos, solo una vez en su vida vio un kakuy en la punta de la rama seca de una planta, en medio del bosque. ¿Entiende? El kakuy, en otras partes lo llaman urutaú, es un pájaro con un canto lastimero, objeto de leyendas en la ciudad y protagonista de más de un escalofrío entre los campesinos cuando lo oyen cantar, de noche y bien lejos.

El desbosque ha sido tan fenomenal en el norte argentino, que en los últimos años cientos de personas han visto un kakuy, emigrado al centro de muchas ciudades y pueblos. Lo mismo la langosta “quebrachera”, de unos 10 o 15 centímetros de largo, que suele asolar la ciudad en algunas épocas.

Matías observaba un nido de catitas, cuando se dio cuenta del kakuy, casi al alcance de la mano. Narraba el encuentro emocionado: se daba cuenta de que poca gente había sido tan afortunada como él. ¡Ver un kakuy le sucedía a muy poca gente, bicho elusivo, mimetizado en un tronco del oculto ramaje, alejado de todo camino, picada, sendero o huella! ¿Ahora entiende?

Juan Manuel Aragón

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