20/05/2020

Opinión

Los nacionalistas pretendían que Itaipú no nos diera tantos problemas

Escribe Juan Manuel Aragón - (Especial para El Diario 24)
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Los nacionalistas pretendían que Itaipú no nos diera tantos problemas

(A Horacio Pereyra y su asombrosa memoria).

Acaba de conocerse la noticia. El gobierno de Brasil decidió abrir la represa de Itaipú para abastecer de agua al Paraná. Aportará 8.500 metros cúbicos de agua a nuestro río durante 12 días para mejorar la navegación. La Cancillería Argentina había solicitado 12.000 metros cúbicos.

En la década del 70, un grupo de nacionalistas, entre los que militaba mi padre, pedía por favor al gobierno militar que construyera una represa en Corpus, para evitar que los brasileños nos tuvieran a su merced con Itaipú.

¿Cómo venía la mano? Se lo cuento de manera sencilla, como me lo acuerdo y ojalá algún lector aporte precisiones. Cuando los brasileños encararon la construcción de Itaipú, una obra monumental, la mayor productora de energía del planeta, aquí se temió que en el futuro podrían utilizarla en un posible conflicto con la Argentina.

Para contrarrestar ese peligro, se propuso hacer una represa más chica, aguas abajo, en Corpus. Con dos fines: el primero, evitar que suceda lo de ahora, que cuando quiere Brasil manda un hilo de agua o nada y cuando se le da la gana nos inunda. Era una hipótesis de conflicto que ahora, en escala reducida se hace realidad, desmintiendo a los que sostienen que un país no debe tener este tipo de suposiciones.

De paso, si se hacía este dique donde estaba proyectado, no solamente evitaríamos problemas como el que tenemos ahora sino que la cola de la represa argentina, si se la hacía crecer, podía bloquear las turbinas a los brasileños. Empate o sea.

Los hábiles brasileños dijeron que sí, que no se oponían, que cómo no, encantados… siempre y cuando hiciéramos Corpus en Itacuá, que quedaba aguas abajo y no representaría ningún problema para ellos. Los militares argentinos, tan hábiles para matar estudiantes como brutos en política, aceptaron. Felices porque evitaban un conflicto con un posible poderoso enemigo y aprovechaban para anotarse un poroto como defensores de la paz.

Los nacionalistas santiagueños, en medio de la ordalía de sangre que desataron los militares en la Argentina, emitieron un puñado de documentos en los que mostraban su preocupación por la suerte de los desaparecidos, entre otros asuntos, como el de Corpus. Ningún partido político, al menos orgánicamente, se animó a tanto. También abogaron por causas perdidas, como esta, de Corpus en Corpus o la canalización del río Bermejo, que permitiría el desarrollo de una ancha franja de la Argentina que hoy casi no halla solución a la pobreza de su gente. Pedían una acción concreta para el desarrollo del país, en tiempos en que los demás andaban escondidos bajo la cama.

Algunos dicen que los nacionalistas son nazis locos que se reúnen para tramar ridículas conspiraciones. Ellos no se octotean en responder esas acusaciones: ahí está la historia, en diarios de la época en los testimonios de quienes vivieron aquel tiempo y en los documentos que circularon profusamente entonces, que no los dejan mentir.

¿Cómo termina la historia? Al final no se levantó la represa de Corpus ni en Corpus ni en ninguna parte, con lo que el triunfo de la diplomacia brasileña ahora nos obliga a pedirle por favor que hagan navegables nuestros ríos.

Juan Manuel Aragón                   

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