Que el Servicio Meteorológico venga a mi casa a decirme cuántos grados hace

Corresponsalía  Santiago del Estero. La calle Roca, quizás la más bulliciosa de  las noches de los santiagueños, se convierte en un desierto los domingos a la  mañana. Mucho más, si se anuncia que harán 34 grados a la tarde que, con la  humedad  que hay en el ambiente, ¡puf!, nos va  a tener encerrados todo el día con el aire acondicionado.

La conversación predominante del santiagueño es siempre sobre el calor, el frío, la humedad, el buen o el mal tiempo. Y es deporte quejarse porque el Servicio  Meteorológico mide la temperatura en el aeropuerto de Mal Paso.- ¿Por qué no vienen a casa a decirme la temperatura esos maulas?, preguntan muchas veces, cuando la sensación térmica es de una categoría que no existe “un calor de la mierda”.

Si no sucede otra cosa, los diarios mañana titularán con gran tipografía sobre el partido de Central Córdoba con Boca Juniors, sale asado con la familia al mediodía, con mucha achura, porque no está la cosa como para una colita de cuadril a la parrilla. Habrá bailes de carnaval para los más jóvenes a la siesta, mientras los mayores a la misma hora, encerrados en la pieza, le darán duro al ojo.

Total, mañana es lunes y podría acabarse el mundo, si Dios quiere.