07/11/2017

Culturas

Las cicatrices invisibles de la microgravedad en los cerebros de los astronautas

Un estudio demostró que existen cambios de posición dentro del cerebro de un astronauta cuando viaja al espacio.

En miras a mejorar las condiciones para la expedición al planeta Marte que se realizará en 2033, la NASA financió un estudio en la Universidad Médica de Carolina del Sur (MUSC) que busca analizar los efectos de un ambiente hostil como lo es el espacio exterior en el cerebro de los astronautas.

El estudio, liderado por la investigadora Donna Roberts comprobó que los cerebros de astronautas expuestos a otras gravedades se habían movido dentro de sus cráneos.

Esto pudo comprobarse gracias a que se realizaron resonancias magnéticas a 34 astronautas, antes y después de sus viajes, 18 de larga duración (165 días en promedio) y 16 de duración breve (14 días en promedio).

El estudio publicado en la Revista de Medicina de Nueva Inglaterra, comparó las reacciones de los participantes, quienes permanecieron durante 90 días en cama con sus cabezas inclinadas hacia abajo, para simular los efectos de la microgravedad y encontró que los cerebros se habían reacomodado dentro de los cráneos, y que el espacio entre algunas regiones se había reducido.

"En 17 de los 18 astronautas que hicieron viajes largos se observó un estrechamiento del surco central, y en 3 de los 16 astronautas que hicieron viajes breves", estableció el trabajo de Roberts y sus colegas. También confirmó "un giro hacia arriba" del cerebro en 12 de los 18 y en 6 de los 16. Algunos también sufrieron inflamación del disco óptico.

La conclusión principal del estudio es que los cerebros de los astronautas flotan dentro de sus cráneos mucho más alto en el espacio exterior que en la tierra.

Si bien este estudio no está directamente relacionado (aún) con los efectos en la salud de los astronautas, "sabemos que estos viajes de larga duración tienen un impacto negativo en los astronautas", dijo la autora principal del trabajo. Roberts observó "un apiñamiento" de fluido espinal en el vértice craneal (la parte superior de la cabeza). Esa inflamación era más notable cuanto más tiempo los participantes habían permanecido en condiciones de microgravedad.

Los casos emblemáticos de permanencia en el espacio hasta ahora son los de el ruso Valery Polyakov con 438 días; Scott Kelly pasó 340 días en la Estación Espacial Internacional (ISS), y Peggy Whitson completó una misión de 288 días.

El cuadro que padecen los astronautas, conocido como Síndrome VIIP, se caracteriza alteraciones en la visión y mayor presión dentro del cráneo.




Recomienda esta nota: