04/10/2017

Argentina

Un sacerdote invitó a comer a los ladrones de su parroquia

Ocurrió en la capilla de González Catán, donde hubo cinco asaltos en el último año; para visibilizar la problemática, el padre colgó un llamativo pasacalle
Un sacerdote invitó a comer a los ladrones de su parroquia | El Diario 24 Ampliar (1 fotos)

El curioso pasacalles dejado por el párroco.

Uno, dos, tres, cuatro y cinco asaltos en menos de un año. El último hecho lo agobió y le provocó una reacción poco común. El padre Eugenio Mazzeo, de la parroquia Nuestra Señora de Cacupé, de González Catán, no eligió ir a la comisaría del barrio, sino que optó por la denuncia social. "Sres. LADRONES: es la quinta vez que nos roban en menos de un año. El trato es este: la Parroquia les da la comida y ustedes la dejan cocinar en paz", dice el pasacalle que colgó en la puerta del edificio.

El mensaje, tomado con cierto humor por los vecinos, dejó en evidencia una de las problemáticas más graves del barrio Villa Dorrego, donde se encuentra la parroquia. "Los que roban son pibes de acá, los conocemos, no son profesionales. Roban para vender y comprar droga o alcohol. La gente se sonríe al ver el pasacalle, pero es una problemática que pone en riesgo al comedor. Estos pibes no tienen mucha conciencia de nada, muchos de ellos los conocemos, esto es un pueblo", cuentó el padre.

En el comedor de Cacupé se preparan, de lunes a viernes, 120 viandas que son repartidas entre las familias con mayor necesidad del barrio, aunque allí se pueden cocinar hasta 300 porciones, en caso de ser necesario.

En la zona hay otras tres parroquias, (San Lorenzo, San Cayetano y San Francisco) y en todas son frecuentes los robos reiterados. Antes de lo que ocurrió en Cacupé, el merendero de San Cayetano sufrió la inseguridad. Allí toman la merienda entre 40 y 70 personas por día.

"Después del primer robo, cada dos meses se repiten en cualquiera de las parroquias. Por eso se me ocurrió poner el pasacalle, fue una cosa impulsiva porque me quedé muy caliente con el último robo", admite el sacerdote, que está en Cacupé hace un año. "Un poco con sentido del humor, pero también para llamar la atención y visibilizar el problema entre la gente del barrio que también es víctima de la inseguridad", agrega.




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