Opinión
Consejos a mis hijos antes de morirme
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Consejos a mis hijos antes de morirme
Entre los consejos para dejar a mis hijos, pues uno de estos días seguramente he de finar, el primero sería: hagan lo que deben. No la paparruchada de perseguir la felicidad. Si hacer aquello para lo que fueron llamados, los hace felices, bien, si no, sigan adelante. La felicidad tiene forma de lavarropas, televisor, viaje a Cancún, campera con corderito.
Formen familia. Hace 20 años era obvio, pero en un mundo que ha elegido el individualismo, la persecución de bienes materiales y el egoísmo como rasgos típicos de personalidad, deberán tener cuidado para no caer en la moderna tentación del perpetuo mirarse el pupo.
Conserven la naturaleza, no renieguen de ella. Hablo de la más grandes de las naturalezas, la humana. A María Celia Dios la hizo mujer, para que sea bien mujer y conserve y acentúe sus rasgos femeninos. A Juan lo hizo varón, deberá ser masculino dondequiera que vaya.
Estudien, aprendan, prepárense. Si sigue habiendo bibliotecas recurran a ellas como fuente de casi todos los saberes. Con el tiempo se seguirán vaciando y las tendrán a su disposición. La más humilde de las bibliotecas populares de Santiago del Estero guarda un tesoro inabarcable e infinito.
Lean y sigan las bienaventuranzas y jamás se olviden de observar los dos mandamientos en que está cifrada toda la ley y los profetas: amen a Dios con todo su corazón, toda su alma y toda su mente y a su prójimo como a ustedes mismos. Lo demás es cuento.
