31/05/2018

El mundo

Rajoy enfrenta una moción de censura que podría desplazarlo del gobierno español

La sentencia del caso Gürtel de la Audiencia Nacional fue letal para el Gobierno del PP, que el ocho días ha presenciado la caída del presidente. El secretario general del PSOE Pablo Sánchez impulsa la medida y contaría con los votos necesarios para investirse.
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El presidente del gobierno de España afronta la hora más difícil.

La política española ha dado un vuelco radical en ocho días y Mariano Rajoy, quien una semana atrás era un presidente con la estabilidad garantizada y se prometía agotar la legislatura, hoy ya sabe que dejará de ser el jefe del Ejecutivo dentro de 24 horas.


En ese lapso, el Partido Nacionalista Vasco (PNV) ha jugado el papel de árbitro y la sentencia del caso Gürtel ha precipitado la condena –ésta, política– al presidente popular.


Pocas cosas hacían prever este abrupto desenlace el pasado miércoles 23 de mayo, día en el que Rajoy conseguía aprobar en el Congreso los segundos presupuestos de la legislatura, después de una dura negociación con el PNV.


Los nacionalistas vascos habían puesto como condición ineludible que el Ejecutivo de Rajoy retirara la aplicación del artículo 155 en Catalunya pero, a última hora, y viendo como Quim Torra era investido presidente de la Generalitat, optó por dar sus decisivos votos al Gobierno, permitir tirar hacia delante las cuentas y, de paso, apuntarse el tanto de nuevas contrapartidas para el País Vasco.


Rajoy había logrado así salvar un match point determinante. Con las cuentas aprobadas –pendientes aún de su aprobación en el Senado–, el presidente del Ejecutivo podía retomar su estrategia favorita: aguantar e ir partido a partido. Rajoy ganaba así tiempo para plantar cara al que se ha convertido en su gran rival electoral en el campo de la derecha, Ciudadanos, el partido al que la muchas encuestas ya situaban por encima de los populares y con capacidad para gobernar.


Pero todo se torció para el PP y Rajoy al día siguiente. Aunque quizás en ese momento no imaginaran las consecuencias, la sentencia del caso Gürtel de la Audiencia Nacional era letal para el Gobierno popular. La Audiencia Nacional condenaba al ex tesorero del PP, Luis Bárcenas, a una pena de 33 años de cárcel, consideraba probada la existencia de una caja B en el partido y, en consecuencia, le declaraba responsable civil. Pero es que además lanzaba un torpedo en la línea de flotación del mismísimo presidente del Gobierno: la Audiencia cuestionaba abiertamente la credibilidad de su testimonio en el juicio.


El terremoto político se desencadenó rápidamente y la opción de la moción de censura se puso encima de la mesa desde el principio. Fue Pablo Iglesias el que levantó la liebre e instó a Pedro Sánchez a liderar la iniciativa, pero el secretario general del PSOE ya lo tenía en mente, aunque prefirió esa tarde de jueves mantener silencio y retirarse a diseñar el plan.


Curiosamente, quizás la declaración que marcó el antes y el después de la sentencia fuera la de Albert Rivera. Pese a apoyar los presupuestos, el líder de Ciudadanos declaró agotada la legislatura tras el fallo de la Audiencia Nacional y reclamó una convocatoria inmediata de elecciones, lo que indicaba que, de una u otra manera, la caída de Rajoy era solo una cuestión de tiempo.


Y llegó el viernes y Sánchez destapó sus intenciones. El líder socialista dio el paso y anunció la cuarta moción de censura del periodo post-Transición. Sánchez admitió que la aritmética era complicada pero los números podían salir, y no renunciaba a los apoyos de los grupos nacionalistas e independentistas para conseguirlo. De poco parecían servir las presiones tanto de PP como de Ciudadanos en el sentido de retirar la moción para evitar que los grupos catalán y vasco se convirtieran en árbitros de la política. La sentencia se estaba redactando.



Pedro Sánchez, líder del PSOE


La semana hasta el desenlace de hoy ha estado marcada por las incógnitas del resultado de la moción. Mientras Cs ha tratado de ofrecer alternativas que acabaran con la convocatoria inmediata de elecciones y el PP se ha lanzado en tromba contra Sánchez, acusándole de provocar inestabilidad –con la inestimable ayuda de los mercados–; todos los ojos estaban puestos sobre el PNV.


Aunque los grupos independentistas no han asegurado su voto favorable a la moción hasta hoy, su sí se daba por descontado. En cambio, era el partido que solo una semana antes había apuntalado los presupuestos del PP el que representaba la mayor incógnita.


En tanto, este jueves el secretario general del PSOE se ha comprometido este jueves a gobernar, en caso de prosperar la moción de censura, con el proyecto de Presupuestos Generales del Estado elaborado y negociado por el PP y que están a expensas de que finalice su tramitación parlamentaria, aunque ya fueron aprobados por el Congreso.


El anuncio de Sánchez ha provocado las risas y los aplausos de la bancada 'popular', dado que los socialistas votaron 'no' a esas cuentas la semana pasada. El líder del PSOE ha enmarcado la decisión en la "responsabilidad de Estado" de un partido como el suyo y en la necesidad de "garantizar la estabilidad del país".


Pero el mantenimiento de los Presupuestos tal y como se acordaron en el Congreso también es uno de los principales intereses del PNV, cuyos votos son claves para que prospere la moción de censura. "No vamos a abdicar de esa responsabilidad de Estado" a pesar de que esas cuentas, como han denunciado los socialistas, perpetúan un modelo de "precariedad". "Este no es nuestro presupuesto, pero no lo vamos a retirar", ha dejado claro.


Sánchez también se ha comprometido a "normalizar" las relaciones con Cataluña si es investido presidente del Gobierno --es decir, si prospera la moción-- e iniciar un diálogo con el nuevo Govern de Quim Torra, una oferta de diálogo que ha extendido al Ejecutivo del País Vasco. Tras ensalzar al PSOE como un partido que cree en la descentralización autonómica como signo de estabilidad, conjugado siempre con "la lealtad al Estado por encima de todo", Sánchez ha garantizado que gobernará "sin poner el acento" en lo que separa a los españoles si sale adelante la moción de censura.


Por ello, uno de los objetivos de su Ejecutivo sería "restablecer puentes" con todas las comunidades autónomas y "sentar las bases" que permitan "normalizar las relaciones e iniciar un diálogo" entre el Gobierno y la nueva Administración de Cataluña. Una llamada al diálogo que ha extendido al País Vasco aprovechando para "agradecer" el "compromiso" de su Ejecutivo, liderado por Iñigo Urkullu, por la "estabilidad y convivencia" y su "esfuerzo por encontrar soluciones y forjar consensos" en las "horas dramáticas" de "crisis institucional" vividas en Cataluña.


En su intervención, Pedro Sánchez le ha ofrecido a Rajoy dimitir para que así decaiga la moción de censura. "Dimita y esta moción de censura habrá terminado aquí y ahora", le ha emplazado. Sánchez ha justificado la presentación de la moción de censura en la "inacción" de Rajoy ante unos "hechos gravísimos" que acredita la sentencia del caso Gürtel, como el hecho de que el PP haya concurrido durante décadas "dopado" a las elecciones fruto de la financiación ilegal.


El Partido Nacionalista Vasco ha anunciado que sus cinco representantes parlamentarios votarán a favor de la moción de censura impulsada por el socialista, que accedería a la Presidencia del Gobierno si, como ahora es previsible que ocurra, su iniciativa recaba los apoyos suficientes. El portavoz del PNV en el Congreso, Aitor Esteban, ha confirmado durante su intervención parlamentaria en la tarde de este jueves la decisión de su grupo político.


La votación definitiva, por llamamiento y a viva voz desde el escaño, está prevista para la tarde de este viernes, si bien el momento exacto dependerá del desarrollo del debate y la duración de las diversas intervenciones. (La Vanguardia; Europa Press; RT)





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