15/02/2020

Argentina

DEBATE

Cómo piensan las mujeres que defienden a la prostitución como un trabajo

Muchas mujeres sostienen que la prostitución es un trabajo y luchan por el reconocimiento de los derechos de quienes lo ejercen.

La semana pasada, Jimena Barón lanzó una campaña que simulaba un volante callejero para promocionar su tema “Puta”. El tema puso en el debate público una discusión que atraviesa y divide al feminismo
Al interior del movimiento de mujeres conviven posturas opuestas respecto a la venta de sexo. 
El feminismo en Argentina, al igual que en todo el mundo, arrastra hasta el día de hoy un debate irresuelto que divide al movimiento: el de la prostitución.
Ante la pregunta ¿qué se debe hacer con la prostitución? surgen diversas posturas. Existen al menos cuatro modelos normativos en discusión, dentro del feminismo y fuera de él: el abolicionismo, el reglamentarismo, el prohibicionismo y el regulacionismo.   
Al interior del feminismo, la cuestión genera fuertes tensiones. Las abolicionistas promueven un mundo sin prostitución, ya que la entienden como un mercado creado para satisfacer los deseos sexuales del hombre en el marco de una sociedad profundamente desigual, en el que la mujer es considerada una esclava sexual, aún cuando esta no lo conciba de esa forma. 
En cambio, las regulacionistas impulsan la legalización y regulación de la actividad por parte del Estado. Consideran a la prostitución un trabajo y, como tal, exigen que sea alcanzado por la legislación laboral, con derechos y obligaciones para quienes lo ejercen.
Testimonios 
Sofía tiene 26 años y se define como “trabajadora sexual”. Nicole tiene 24 y su mamá es prostituta. Las dos son feministas, creen que la prostitución es un trabajo y luchan por el reconocimiento de los derechos de quienes lo ejercen.
Nicole Castillo tenía 7 años la primera vez que pensó que su mamá era prostituta. Creció en conflicto con eso, inventando muchas veces empleos comunes que pudieran responder a la inquisición que se repetía en la escuela y el barrio: “¿De qué trabaja tu mamá?”. Ahora tiene 24 y dice orgullosa a una nota con Infobae: “Soy hija de puta”.
Nicole y Sofía no son amigas pero se cruzaron en algunas reuniones de AMMAR-Putas feministas, el sindicato que nuclea a más de 6.500 trabajadoras sexuales de todo el país. Ahora se reúnen para ponerle cara a un debate histórico del feminismo que, a partir del afiche de Jimena Barón, desbordó a la sociedad. 
También para posicionarse: “Queremos que el trabajo sexual deje de ser algo clandestino y estigmatizado y que haya derechos para las putas”.

La semana pasada, Jimena Barón lanzó una campaña que simulaba un volante callejero para promocionar su tema “Puta”. El tema puso en el debate público una discusión que atraviesa y divide al feminismo.

Al interior del movimiento de mujeres conviven posturas opuestas respecto a la venta de sexo. 

El feminismo en Argentina, al igual que en todo el mundo, arrastra hasta el día de hoy un debate irresuelto que divide al movimiento: el de la prostitución.

Ante la pregunta ¿qué se debe hacer con la prostitución? surgen diversas posturas. Existen al menos cuatro modelos normativos en discusión, dentro del feminismo y fuera de él: el abolicionismo, el reglamentarismo, el prohibicionismo y el regulacionismo.   

Al interior del feminismo, la cuestión genera fuertes tensiones. Las abolicionistas promueven un mundo sin prostitución, ya que la entienden como un mercado creado para satisfacer los deseos sexuales del hombre en el marco de una sociedad profundamente desigual, en el que la mujer es considerada una esclava sexual, aún cuando esta no lo conciba de esa forma. 
En cambio, las regulacionistas impulsan la legalización y regulación de la actividad por parte del Estado. Consideran a la prostitución un trabajo y, como tal, exigen que sea alcanzado por la legislación laboral, con derechos y obligaciones para quienes lo ejercen.


Testimonios 

Sofía tiene 26 años y se define como “trabajadora sexual”. Nicole tiene 24 y su mamá es prostituta. Las dos son feministas, creen que la prostitución es un trabajo y luchan por el reconocimiento de los derechos de quienes lo ejercen.

Nicole Castillo tenía 7 años la primera vez que pensó que su mamá era prostituta. Creció en conflicto con eso, inventando muchas veces empleos comunes que pudieran responder a la inquisición que se repetía en la escuela y el barrio: “¿De qué trabaja tu mamá?”. Ahora tiene 24 y dice orgullosa a una nota con Infobae: “Soy hija de puta”.

Nicole y Sofía no son amigas pero se cruzaron en algunas reuniones de AMMAR-Putas feministas, el sindicato que nuclea a más de 6.500 trabajadoras sexuales de todo el país. Ahora se reúnen para ponerle cara a un debate histórico del feminismo que, a partir del afiche de Jimena Barón, desbordó a la sociedad. 

También para posicionarse: “Queremos que el trabajo sexual deje de ser algo clandestino y estigmatizado y que haya derechos para las putas”. 

“Empecé a ver que eso era una posibilidad. Que yo podía ejercer ese trabajo. Y que si no se me había ocurrido antes era porque está rodeado de ese oscurantismo, de esta nube de clandestinidad que te hace pensar que nunca vos podrías ser eso”, contó Sofía.





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