Tucumán
El hombre que salvó a la niña que cayó del puente del río Gastona se suicidó
Walter Monzón, el hombre que salvó a la niña que cayó del puente del río Gastona en enero pasado, se quitó la vida este fin de semana.
Este lunes desde Canal 5 informaron que el changarín conocido como “el chaqueño”, se suicidó este fin de semana en Mendoza. "Atravesaba una dura situación económica, hecho que lo llevó a sufrir una fuerte depresión", detallaron.
La noticia fue confirmada por la Dra. Julia Pellene (Agrupación de sordos del Sur) quién lo conocía desde la niñez.
El día en el que Walter se convirtió en héroe, era el cumpleaños de Antonella, su hija de 8 años. Mientras tanto otras niñas de la misma edad caminaban por el puente peatonal del río Gastona y no vieron que en el camino faltaba un pedazo de madera del puente y que por ese hueco una de las niñas cayó al agua desde doce metros.
En ese momento, sin pensarlo dos veces, Walter tiró la bordeadora, miró a la pequeña con la remera rosa flotando y saltó al río para rescatarla: "Era una criatura, maestro", le decía todavía mojado a Natalio Danzo, un desconocido que pasaba por la zona que vio todo y viralizó su historia. Hoy, Natalio recibió el llamado que nunca quisiera haber recibido: "Walter está muerto, señor Natalio. Se quitó la vida".
El rescate a la pequeña de aquel mediodía generó promesas de todo tipo para el changarín: la construcción de un módulo para vivir mejor con su familia, las posibilidades de conseguir un empleo digno en la Municipalidad de Concepción y hasta el llamado del presidente Mauricio Macri.
Natalio recuerda aquel llamado en diálogo con el tucumano: "Le iban a conseguir un trabajo en la Municipalidad, pero el tiempo pasó y no se concretó. Walter estaba muy contento con la llamada, pero pasó el tiempo y todos le soltaron la mano. Eso es lo que siento", dijo en diálogo con eltucumano.com mientras organiza lo que será la despedida a su amigo cuando llegue el cuerpo desde Mendoza.
Natalio sí cumplió sus promesas desde ese día que subió a Walter a su camioneta todo mojado y lleno de arena, tras convencerlo de que se subiera adelante junto a él y no en la caja de atrás porque "no quería mojarle el asiento".
A la semana ya estaban compartiendo empanadas por el cumpleaños de Antonella y se había puesto en campaña de conseguir los medios para la operación de Walter, quien terminó de romperse la rodilla cuando saltó al río Gastona.
Antes de la operación, inició una cadena de favores que llegó hasta los oídos de una pareja en Mar del Plata, un matrimonio que invitó a Walter y a su familia a conocer el mar, con los pasajes, la estadía y algo de ropa para cumplir su sueño y un cartel: "Bienvenido a Mar del Plata, héroe argentino".
En esos días, Walter le envió a Natalio un audio de WhatsApp tal como le había enseñado Walter Alejandro, su hijo de 12 años: "Usted me ha cambiado la vida, amigo. He tenido una vida muy sufrida. Y usted me ha cambiado la vida, todo fue a gracias a vos. Siempre se lo voy a agradecer. Y cualquier duda que tenga usted de mí, sólo tiene que preguntarme, amigo".
Las dudas a las que se refería Walter estaban relacionadas con que uno de sus hermanos fue condenado por la muerte de un policía y muchos creyeron que él también había tenido que ver. Hasta llegó a ponerse en duda, conocido el rescate, si era un héroe o un asesino: "Él cargó con la culpa por algo que no hizo. Recuerdo cuando hace unas semanas lo notaba mal y le dije: 'Walter, decime la verdad. Decime si hay algo raro que no sé'. No hizo nada. Era un muy buen pibe, humilde, trabajador, de verdad. Pero cargaba con lo que hizo la familia", remarca Natalio.
El amigo del changarín encuentra en el comienzo de la depresión dos factores clave: al regreso del viaje soñado de Mar del Plata, las inundaciones del Sur le arruinaron la casa y perdió lo poco que tenía, y lo más reciente: "La Policía lo metió preso seis días porque estaba caminando por la calle buscando trabajo, sin hacer nada, simplemente porque consideraron que tenía una actitud sospechosa. Eso lo golpeó muchísimo".
Una vez que recuperó la libertad gracias a la abogada Julia Pellene, quien conocía a Walter de los tiempos que le vendía palta, limón y le barría la vereda, el muchacho armó el bolso y le dijo a su familia que se iría a Mendoza a trabajar en los viñedos, a trabajar como jornalero con los cargamentos de uva.
"Allá tenía una hermana. Hace 20 días que yo no podía hablar con él porque se le había roto el celular. Quería verlo porque tenía un lindo trabajo para ofrecerle en un emprendimiento de madera. Pero siento que le dio vergüenza seguir aceptando ayuda, trabajo, y cargar con el pasado de su familia. Eso siento. Eso y una gran impotencia, que podría haber hecho algo más", se reprocha Natalio.
"Murió una persona que a mí me cambió la vida aquel día. Sé todo lo que sufrió, pero me quedo con el amigo que conocí en el río, con el amigo que conoció el mar. Con ese Walter me quedo. Y a ese Walter me lo llevo en el corazón", se depidió.